Estrella francesa Aurelie Dupont promete regresar a Cuba para bailar

Invitada por el 25 Festival Internacional de Ballet de La Habana, la artista participó en clases, presenció funciones y visitó la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso, con el propósito de sugerir un intercambio.

La diva francesa se pregunta si los profesores en esta isla del Caribe son muy buenos o si acaso los cubanos han nacido para bailar.

En cuanto a enseñanza, la escuela cubana es considerada como una de las mejores del mundo, sobre todo en técnica masculina, y aquí en las clases que tomé vi bailarines muy talentosos y dotados, relató.

Cuando en el extranjero va a bailar un cubano, uno está seguro de que bailará bien, atestiguó.

Dupont dirige en la actualidad el Ballet de la Opera de París, sin haberse retirado de los escenarios, y pertenece a una élite de artistas distinguidos con el rango de étoile (estrella), superior al de primer bailarín y solo instaurado en esa compañía, cuna del ballet mundial y de la primera academia registrada en la historia.

Yo trabajé mucho mi técnica, pero para poder tener un rápido acceso a la interpretación, confesó a Prensa Latina en la sede del Ballet Nacional de Cuba.

Según expuso, los papeles que disfruta interpretar son todos los que terminan trágicamente y le gustan también los que evolucionan en el tiempo.

La reciente designación de Dupont como directora del Ballet de la Opera de París tomó al mundo por sorpresa, pues en mayo de 2015, con 42 años de edad, se retiró oficialmente de los grandes clásicos; pero siguió bailando piezas contemporáneas en festivales y galas.

Por otra parte, el anterior director, Benjamin Millepied, llevaba poco más de un año en el puesto.

En los últimos dos años, hemos hecho más danza contemporánea que clásica y es muy importante conservar la herencia del ballet, sin olvidarnos de la danza moderna, que yo adoro, sostuvo.

A mi juicio, la clásica debiera ser más quisquillosa y la contemporánea un poco más arriesgada, opina y subraya su intención de retomar las piezas clásicas en el repertorio y de elevar el nivel técnico de la compañía.

Si hubiese nacido en una época anterior, le habría encantado trabajar con el maestro ruso Georges Balanchine y con el ucraniano Serge Lifar.

Balanchine fue un visionario, supo mostrar los valores de las personas. Y me hubiese gustado ser Carla Fracci en Giselle, revela en expresa reverencia al poderío técnico y la interpretación sublime.

Más allá de que la metodología del ballet mantiene su esencia universal inalterable, con la notación convencional de pasos en francés, la Dupont destacó las características de cada escuela, fuente de complementos y diferencias.

Por eso es tan interesante participar en este tipo de festivales, porque así uno puede ver la diferencia en el trabajo, en la forma de abordar la danza, comentó mientras ella misma se sentía atrapada por la música de Cascanueces, proveniente de un salón de ensayos.

Esta artista aún danza maravillosamente, sin embargo, decidió renunciar a bailar en Cuba para no abusar del cargo de directora cuando su partenaire habitual, Hervé Moreau, se lesionó, a punto de viajar a La Habana.

Hubiese podido designar un sustituto, pero en plena temporada de la compañía alma mater del ballet universal la acción implicaba romper algún programa preestablecido y no le pareció una buena idea.

De todos modos, vino al 25 Festival Internacional de Ballet en Cuba y expresó el compromiso de regresar, para complacer al público cubano y darse un gusto personal.