MIRAR(NOS): Suerte vs. optimismo

MIRAR(NOS): Suerte vs. optimismo
Fecha de publicación: 
28 Octubre 2016
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Existe un trazo, una forma preconcebida para cada cual que, mucho antes de nuestro nacimiento, escribe la vida para todos, independientemente y sin favoritismos. ¿Será? ¿En verdad algunos vienen al mundo con estrella y otros «estrellados»?

 

Normalmente, cuando hablamos de suerte, tenemos en cuenta una serie de acontecimientos afortunados o desafortunados, obra del azar y causas ajenas a nuestra voluntad, inclusive a la más férrea. A nivel mundial cambia la connotación, pues dependiendo de quien sea, se habla de ella asociada al destino, a dioses o al karma. También a números, a colores y, por si fuera poco, a objetos de uso personal; no se puede fallar en su uso, o de lo contrario...

 

Pasar por debajo de una escalera, que se nos cruce un gato negro y otras circunstancias pueden condicionar la mala estrella. Al menos eso es lo que está escrito y las mayorías dan por sentado, sin derecho a réplica o a una segunda lectura para mejorar el entendimiento.

 

Cada vez que presenciamos o leemos acerca de alguna catástrofe, los días siguientes dan cuenta de relatos, un sinnúmero de ellos donde, por solo citar un ejemplo, personas que debían abordar un avión no lo hicieron y, ¡claro!, por suerte terminaron salvándose de la muerte.

 

A mí me parece que creer en que algunos han sido favorecidos por alguna fuerza esotérica y otros no, llega a ser, salvo contadas excepciones, un acto egoísta, e incluso asociado a la cobardía. En todo caso, quien siempre se justifica en el infortunio y carece de éxito por mucho que se esfuerza —no me lo tome a mal—, pienso que no lo hace con todo el empeño requerido.

 

Puede ser, todo puede ser, que se disponga ahora mismo materialmente a ejecutar una obra. No puede darle toda la responsabilidad a los recursos a simple vista. Toca, además, una dosis extragrande de optimismo, de confianza en nosotros mismos.  

 

Otro inconveniente: si cuando lo hacemos, depositamos todo el poder en algo fuera de nosotros, ¿dónde nos deja esto? Incapaces frente a todo, inseguros de la capacidad interior, esa sí implícita en cada uno. Quizás, quien me lee hoy sabe de lo que hablo o de quiénes: aquellas gentecitas que esperan a las bienaventuranzas caídas del cielo sin responsabilidad para propiciar sucesos, a la espera siempre de las mañanas con sol.

 

Desde un punto de vista más racional, la suerte incluye a leyes de lo probable, de lo causal.

 

Hay también una serie de creencias espirituales o sobrenaturales sobre la suerte, variando ampliamente de unas a otras, aunque la mayoría coincide en que puede influirse en la suerte con medios espirituales, realizando ciertos rituales o evitando ciertas situaciones.

 

Aztecas, mayas e incas, tenían creencias especialmente fuertes sobre la relación entre rituales y la suerte. En estas culturas, el sacrificio humano (tanto de voluntarios como de enemigos presos) era considerado una forma de complacer a los dioses y ganar sus favores para la ciudad que ofrecía el sacrificio.

 

Para quien escribe, lo más tangible es que una actitud positiva ante las complicadas cuestiones siempre viene acompañada de un modo de vida asociado a actitudes positivas, y eso, por enrevesadas que puedan ser las circunstancias.

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