Harry Potter y el prisionero de Azkabán

Harry Potter y el prisionero de Azkabán
Fecha de publicación: 
4 Octubre 2016
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De eso hablamos cuando mencionamos a Renoir, a Hitchcock o de Verbinski, de obras donde hay rasgos típicos identificables o reconocibles.

Sin embargo, con Harry Potter y el prisionero de Azkabán, tercera película de la saga del joven mago que está basada en la novela homónima de la ahora multimillonaria autora inglesa J K. Rowling, he confirmado algo que ya venía suponiendo: También las superproducciones tienen realizadores identificables.

Ya algo de esto había intuido cuando conocí la labor de los productores norteamericanos Darryl F. Zanuck y Walter Wanger, hombres que dejaron su huella en un cine estadounidense que para nada respondía a las concepciones  del cine de autor. Pero nunca lo había sentido tan fuerte como ahora, cuando visiono esta cinta de Harry Potter y veo como el director de esta parte de la saga, Alfonso Cuarón, se las arregla para, dentro de los estrechos márgenes de maniobra que una superproducción de este tipo suele conceder al firmante, dotar de un estilo propio a la película.

Más que nada, se nota en los movimientos de cámara. Hay mucho uso del travelling en todo el filme, tanto, que de alguna manera se impone un estilo propio. Eso sin contar la estética peculiar, algo deudora del estilo de Tim Burton, que acompaña la cinta. ¿No les llamó la atención el jardín de calabazas gigantes de Hagrid?

Harry Potter y el prisionero de Azkabán se estrenó en el mundo en el año 2004 y recaudó 795 millones de dólares. Tuvo muy buenas críticas… sobre todo en comparación con los filmes anteriores. Esta tercera entrega tuvo, con respecto a las dos primeras partes, pocas modificaciones en el equipo de realización: el mismo guionista, el estadounidense Steve Kloves, casi el mismo reparto… Se cambia, eso sí, a Chris Columbus, director de las dos primeras partes, por el mexicano Alfonso Cuarón.

Los cambios del reparto fueron mínimos: Michael Gambon en el papel de Albus Dumbledore –Richard Harris, el intérprete original, falleció–, la diseñadora de vestuario Jany Temime –que continúa su trabajo a lo largo de la serie– y el director de fotografía Michael Seresin.

Harry Potter y el prisionero de Azkabán fue la novela que más rápido escribió J K Rowling. Le tomó solo un año. En ella no aparece el archienemigo de Harry, el malvado Lord Voldemort: Cuando Harry Potter y sus amigos vuelven a su escuela de magia para cursar su tercer año de estudios, se ven involucrados en un nuevo peligro: de la prisión para magos de Azkaban se ha fugado Sirius Black, un peligroso mago que delató ante Voldemort a los padres de Harry Potter. Los profesores de Hogwarts alertan a Harry ante el peligro: ahora que está suelto, se teme que Sirius venga a matar a Harry y así terminar lo que una vez comenzó.

Un filme que se convierte en una delicia visual y que puede visionarse aun sin haber visto las entregas anteriores y –todavía más- aun sin conocer quién es J. K. Rowling y los personajes que ha creado, dado que constituye un núcleo hábilmente cerrado. Una película con una fuerza emocional que no tenían las dos primeras partes y que ha sido catalogado por muchos críticos como la más lograda de toda la saga.

Pero eso ya queda a consideración de cada uno de ustedes.

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