Tormenta geomagnética resuelve enigma sobre escape de partículas

Tormenta geomagnética resuelve enigma sobre escape de partículas
Fecha de publicación: 
28 Septiembre 2016
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Una tormenta geomagnética proporcionó observaciones únicas que resolvieron el enigma de cómo se pierden las partículas que golpean la magnetosfera de la Tierra, anunció hoy el Centro de Investigación Alemán de Geociencias (GFZ).

 

Un posible mecanismo implicado es la presencia de ciertas ondas electromagnéticas de dispersión de partículas en la atmósfera terrestre, pero más recientemente se ha propuesto otro mecanismo que hace que las partículas se pierdan en el espacio interplanetario.

 

Ahora, un equipo liderado por el científico Yuri Shprits, del GFZ, descubrió que ambos mecanismos juegan un papel que afecta a las partículas a diferentes velocidades.

 

El evento cósmico que permitió el descubrimiento tuvo lugar el 17 de enero del año 2013.

 

Este estudio resuelve algunas cuestiones científicas fundamentales sobre nuestro entorno espacial y también puede ayudar a entender los procesos fundamentales que suceden en otros lugares en el espacio, explicó Shprits.

 

El científico añadió que la nueva investigación ayudará también a predecir y modelar el entorno espacial y proteger los valiosos satélites en el espacio.

 

Usando las mediciones de la primera misión del satélite estadounidense Explorer 1, lanzado el 31 de enero de 1958, el físico James Van Allen descubrió que el espacio era radiactivo.

 

La Tierra está rodeada por dos regiones en forma de rosquilla de muy alta radiación de partículas anidando en ellas que se conocen como cinturones de radiación de Van Allen.

 

En los últimos años ha habido mucho interés en entender la radiación de los cinturones de Van Allen porque ahora más que nunca la humanidad depende de la tecnología en el espacio.

 

Los avances en ese sentido requieren que los satélites de telecomunicaciones pasen mucho tiempo en los cinturones de Van Allen y los satélites GPS operan en el corazón de esos espacios.

 

Shprits declaró que la combinación única de los acontecimientos que ocurrieron antes y durante las tormentas geomagnéticas del 17 de enero de 2013 permitió resolver definitivamente una cuestión científica existente desde hace mucho tiempo.

 

Entre las coincidencias afortunadas que ayudaron a los investigadores estaban que los cinturones estaban poblados por una tormenta anterior que permitió a los detectores medir de manera detallada las distribuciones de las partículas en el espacio, la energía y la dirección de propagación durante esta tormenta.

 

Eso fenómeno evidenció que las poblaciones de partículas no se afectan entre sí; además, algunas de ellas fueron localizadas en el interior de la magnetosfera y no se vieron afectadas por la pérdida de la magnetopausa.

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