MIRAR(NOS): Me aburre la crítica despiadada

MIRAR(NOS): Me aburre la crítica despiadada
Fecha de publicación: 
19 Agosto 2016
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La crítica teatral tiene una ventaja en comparación con el suicidio: en el suicidio uno la toma contra uno mismo; en la crítica teatral, la toma contra cualquier otro.

George Bernard Shaw

 

La gente critica hasta lo que se explica solo, y no se sirve de tanto vuelo poético para ejercer despiadadamente su mordaz criterio, le pone pimienta como si en eso le fuera la existencia misma.

 

Sin ir muy lejos, aun en estos Juegos Olímpicos con sede en la Ciudad Maravillosa, y con un Cristo de brazos abiertos al mundo, han estado presentes los vendavales de incomprensión e irrespeto.

 

Doaa Elghobashy, en las paradisíacas arenas de Copacabana, fue blanco perfecto. Orgullosa representó a su Egipto milenario como parte del primer equipo olímpico de voleibol de playa de esa nación. En cuanto al velo que cubrió su cabeza durante el partido, y las mangas largas que taparon sus brazos y piernas, afirma que nunca dudó en usarlo.

 

«He usado el velo desde que tenía 10 años», explicó a un curioso reportero enfocado en otros detalles ajenos a su derrota contra Alemania.

 

Aquel día, como toda su vida, las egipcias salieron a la cancha con pantalones y mangas largas, amparadas en un reglamento aprobado en 2012 que no excluye a las culturas en las que es mal visto el uso de los diminutos bikinis, estos últimos, beneplácito de los amantes masculinos de la complicada y agotadora disciplina.

 

Ese fue el caso de Doaa, pero más reciente otra noticia, con críticas incluidas se ha vuelto viral en las redes sociales.

 

Todavía no han terminado los Juegos Olimpicos y en consecuencia no han iniciado los Paralímpicos y la gente ya ha empezado a opinar sobre la decisión de Marieke Vervoort , la belga que desea ganar otra medalla de oro, antes de ponerle fin a su vida por una enfermedad degenerativa que le produce un dolor insoportable.

 

Como espero puedan apreciar a simple dicha estas dos veces, por citar pocos ejemplos, se cuestionan soberanos derechos. Pero igualmente, si bien a mí me pareció espectacular la declaración de amor en el podio finalista del clavados femenino, a otros les pareció inoportuna y fuera de lugar.

 

Señores del juzgado, cada quien es libre de hacer con su vida lo que mejor le parezca, mucho más con sus acciones y por supuesto que muchísimo más con un atuendo. ¿A quién perjudica alguna de estas tres decisiones? ¿Hasta qué punto le perjudican las acciones de otro? ¿No estará usted exagerando? De todo hay en la viña, a la hora en punto en que se trastoca quien critica en la diana, ahí es el momento justo para apuntar reacciones y guardarlas en un librito o mejor, escribirlas sobre piedra con el pretexto de enseñar a las futuras generaciones.

 

A mí no me alcanzan las horas del día para hacer las cosas de la mejor manera posible pero tampoco tengo el tiempo para ponerme sentimental cuando alguien, lejano a mí, decide cualquier cosa en su vida.

 

Cierto que si me toca de cerca, no necesariamente porque me implique, ya es harina de otro costal. Cuando el perjudicado es alguien que quiero, ahí meto mi mejor cuchareta para eximirlo de riesgos o exonerarlo de cargos en su contra (en el mejor sentido).

 

Supongo que esto último sí sea justificado y tenga que ver con el sentido de pertenencia también desarrollado por nosotros para con aquellos, los que consideramos nuestros y parte de la realidad más limpia e inmediata.

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