DIARIO DE UNA ESPERA: Música, cine y otras coincidencias responsables

DIARIO DE UNA ESPERA: Música, cine y otras coincidencias responsables
Fecha de publicación: 
11 Agosto 2016
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Algo ya es seguro: mi hijo nacerá en un año olímpico, si bien no precisamente en el contexto de los Juegos. Ni su papá ni yo fuimos parte de una coincidencia similar de modo que esta resulta la más cercana. Por supuesto, desde ahora infiero que también – a su debido tiempo- se apasionará por los deportes. Imagino que en su futuro se visualicen, de modo más tangible, nuestras afinidades e incluso aquellas cosas que nos disgustan.

 

No es que pretenda en algún modo condicionar toda su existencia. Lo miro en mi espejo y el resultado de la ecuación es inequívoco. Muchas de mis pasiones también figuran entre las de mis progenitores.

 

Hace unos días, después de que el médico sugiriera con precisión matemática que mi bebé me escucha pongo mayor esmero en las cosas que hago y digo enfrente de él, o sea, todo el tiempo. Antes de él mi comportamiento no era lamentable socialmente hablando pero empiezo a ser más consciente de mi responsabilidad como su primera educadora.

 

Repetirá mis conductas y aplaudirá, hasta su uso y razón, mis aciertos o equívocos. Por más esfuerzo que ponga no estoy libre de malas actitudes con todo y que mi mayor empeño sea brindarle el mejor ejemplo.

 

Confieso, en voz alta y por escrito, que al principio de mi embarazo me circundaba un miedo casi constante, casi inevitable. La incertidumbre por la nueva experiencia rodeaba mis horas, hasta las del sueño.

 

Francamente, defraudada por mi falta de conocimiento me dominaba el temor. A todas luces, no estaba padeciendo nada sobrehumano o de otra galaxia pero la preocupación me cambiaba el rostro.

 

Algunos meses después (han pasado volando) de aquel primer día consciente como estoy de la próxima finalización de mis horas habituales de sueño; todavía un poco incómoda a la hora de dormir del lado izquierdo; entretenida y encantada con las cosas de niños en todas las tiendas que visito… me siento más fuerte y decidida.

 

No hay premeditación pero está más próxima mi recompensa. Es cierto, ni siquiera he visto su rostro pero nada puedo ni quiero hacer… le amo ya, con todas las fibras de mi cuerpo. Lo saben ustedes que me leen cada jueves, ansío su llegada aunque mi impaciencia se vuelve tranquilidad cuando el médico sonríe y me calma diciendo que todo está bien.

 

Mi niño es muy bueno, muy valiente aunque intranquilo aquí dentro. No lo culpo, dicen quienes lo saben y elijo creerles que su madre (yo) no era muy diferente. Juntos escuchamos música instrumental: Kenny G, Yanni, José María Vitier y las melodías un poquito más arribita salidas de las prodigiosas manos de mi amigo Alejandro Falcón.

 

Renuncio a las películas tristes o de final abierto, me voy aprendiendo con antelación los parlamentos de Elpidio Valdés e incluso me enrolo en las peripecias de Rayo McQueen. Guardo para él toda una carpeta de animados, segura como estoy de su heredada preferencia por el cine.

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