Las que todos desean

Son las medallas que comenzarán a disputarse desde mañana en los Juegos de la XXXI Olimpiada, con anverso dedicado a la imagen estándar de la diosa Niké y reverso a base de los laureles y la marca Río 2016.

Pesan unos 500 gramos, miden 85 milímetros de diámetro, son convexas, con el centro ligeramente más alto, están sujetas a las cintas mediante una pieza elástica y pasador, e incluyen en sus bordes una grabación a láser que identifica el sexo y la disciplina de sus poseedores.

Las autoridades de la cita certificaron un oro “totalmente exento de mercurio” e informaron que más del 30 por ciento de la plata y el bronce utilizados son reciclados, así como la mitad del hilo del que resultaron las cintas.

Las preseas más preciadas contienen 494 gramos de plata (92,5 por ciento de pureza) y seis de oro (99,9), dedicado al “baño” que les asigna el aspecto vinculado a su valor simbólico.

En términos económicos fabricarlas de oro puro costaría alrededor de 23 500 dólares en concepto de materia prima por unidad, pero la fórmula empleada abarata esa erogación hasta unos 600 dólares.

Nelson Carneiro Neto, el escultor encargado de moldearlas, explicó que transcurrieron dos años desde que se concibió el diseño hasta la aprobación del COI, y fijó en unas 100 el número de personas implicadas en todos los pasos creativos.

“Al verlos en el podio sabré que hice esa medalla”, dijo. “Me voy a sentir como si yo mismo estuviera recibiéndolas”, sostuvo el experimentado artista responsable de muchas otras obras durante 41 años al frente de la Casa de la Moneda de Brasil (CMB).

Esa entidad y los organizadores indicaron que la plata que llevarán a casa los ocupantes de puestos uno y dos proviene de residuos de espejos, parabrisas traseros de automóviles (tinta conductiva), soldaduras que la contienen y chapas de rayos-X (fotolito).

Los que suban al escalón menos alto del podio, también reservado a unos pocos en el orbe, recibirán premios básicamente elaborados con cobre, un 40 por ciento del cual provino de residuos industriales de la propia CMB.

Pero todo esto no deja de ser información curiosa, porque más allá de su composición real los términos oro, plata y bronce seguirán marcando una diferencia bien conocida, y cualquiera de esas medallas aportará razones suficientes para celebrar.