ESTRENOS DE CINE: Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet

ESTRENOS DE CINE: Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet
Fecha de publicación: 
2 Agosto 2016
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Imagínense que Cantando bajo la lluvia (1952) no hubiera sido protagonizada por Gene Kelly. Imagínense que la protagonizara el gigante que fue Humphrey Bogart. Qué desastre. Porque Bogart era bueno para el cine negro, pero no para cantar y bailar.

Así resulta con Johnny Depp y Helena Bonham Carter en Sweeney Todd: el barbero diabólico de la calle Fleet. Parte importante —y básica— de la construcción de un filme es escoger a actores que sean capaces de congeniar, armonizar, con lo que requiere el guion. ¡Danny de Vito no pudiera nunca haber hecho de Spider-Man!

Al César lo que es del César. El binomio de Johnny Depp y Tim Burton ha dado muchos maravillosos frutos, como, por ejemplo, Eduardo Manostijeras y Charlie y la fábrica de chocolates. Pero ni Depp ni la Bonham Carter saben cantar demasiado bien. ¡Y la música es importante en un musical!

Apartando este preámbulo, que da una idea del desarrollo musical del filme, hay que decir que el vestuario —maquiavélico, a lo Tim Burton— caracteriza de tal forma a cada personaje, que alcanza poderíos de altura —mágicos— en la cinta.

Basada en un famoso musical de Broadway, la película narra una historia de venganza protagonizada por Johnny Depp, que interpreta a un barbero que busca la justicia por su propia mano. En este sentido, el argumento recuerda la magistral historia de Alejandro Dumas, El Conde de Montecristo. Como una vez lo hizo Edmundo Dantés, este barbero crea una estrategia para vengarse del daño que sus semejantes le han provocado.

En esta cinta la venganza es un plato que se sirve frío, pero no carente de intensidad. Aunque han pasado muchos años desde que al barbero le arrebataron a su esposa e hija, su mirada tiene el ardor y el ímpetu del que vive el dolor en el presente. Pero no un dolor lacónico, como el de Edmundo Dantés, sino uno ardoroso, que lo desquicia un poco. De ahí que esta cinta se presente alejada, en cuanto a la ejecución de la venganza se refiere, de la sobriedad con que El Conde de Montecristo ejecutaba sus planes de justicia. El barbero, diabólico, se comporta como tal.

Es el personaje de Sweeney Todd, constantemente lleno de sangre, que salpica y sobresalta, el que hace a esta cinta el musical más sangriento de la historia del cine, y vuelve esta una obra morbosa y retorcida… que nos deja —a pesar de lo larga que resulta, sobre todo por las canciones entonadas por quienes no son cantantes— pegados en el borde de la butaca. 

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