MIRAR(NOS): A la hora de la hora…

MIRAR(NOS): A la hora de la hora…
Fecha de publicación: 
29 Julio 2016
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Y el sexo que sea rojo solo cuando sea, muy, mucho, supra, hiper, mega, super maravilla.
Fragmento de la canción Si yo fuera Fabelo, de Buena Fe

 

Tengo una amiga, una en todo el universo, que con 27 años cumplidos todavía sueña con su primera vez. No es que la tenga agarrada con imperdibles en su memoria, no es que haya sido tan mágica e inolvidable… es que no ha sido.

 

Así, como lo lee y con su autorización (aunque está clarísimo que no develaré su nombre) les cuento el chismecito. ¿Ha tenido parejas sentimentales? Afirmativo, las ha tenido. ¿Tuvo alguna experiencia traumática? Vive en el planeta Tierra, lo más complicado para ella es todo lo que eso traiga implícito.

 

Aunque como le dije somos amigas de verdad, hace poco ella lee esta columna. Los temas sexuales no la escandalizan pero rehúye de ellos, por temor a hacerse una experta en la parte teórica. ¡Tanto ha leído! Me lee a mí con el temor impregnado en la piel, temor a disentir, no piense en otra cosa.

 

No obstante, con todo y eso, ella misma me sugiere el tema de hoy. Ha llegado como un oasis en medio del desierto. Los días de descanso no le asientan a mi musa marinera. Al parecer ha seguido viaje, se le ha perdido mi puerto.

 

Bien, vayamos al pollo del arroz con pollo. Como estoy cansada de decir, y sin que nadie lo ponga en duda el sexo en sí mismo es placentero. Su naturaleza se vincula directamente al placer y supongo que suceda así lo mismo en la fría Alaska que en una selva del Amazonas si bien diferirán, sin remedio, “modus operandi”.

 

Lo que indudablemente no varía es el hecho de escoger un momento, pues hay ciertos horarios en los que habrá mayor deseo y hasta mejores sensaciones a experimentar.

 

Seguramente usted piensa lo mismo que yo. Sin dudas en el horario de la noche el clima resulta incluso más romántico. El silencio debe ser un colaborador eficaz para el happy end que buscamos todos. Algunos estudios no se basan en meras suposiciones, aseguran que tanto el cuerpo de la mujer como el del hombre tienen establecidos momentos ideales para una relación perfecta. Dilema entonces es hacerlos coincidir.

 

Algunos prefieren el sexo en las horas de la mañana entre las 8 y las 10 y están tal vez en lo correcto porque las mujeres suelen dar rienda suelta a la imaginación y a sus deseos. Después de las 10 muchas consideran que puede ser el horario preciso para la práctica del sexo oral, y puede funcionar como preámbulo para más tarde o como finalización de la relación en las horas de la mañana.

 

Después de las 4 y hasta las 6 de la tarde es un momento cuando el estrés ha ganado el primer lugar en nuestra rutina cotidiana. ¡Qué me lo pregunten a mí! Mientras cocino no quiero saber de nada placentero como no sea acabar de una vez. Obviamente, no es una regla fija. Hay quien prefiere relajarse antes de cualquier tarea.

 

De acuerdo a los resultados del estudio, el horario nocturno es proclive a los orgasmos múltiples. Pero hay que tener en cuenta que no se haya comido demasiado o en exceso, pues enseguida aparecen la pereza y hasta las ganas de dormir.

 
En el otro extremo, el sexo en la madrugada no será agradable para todas las chicas pues aun estas adormecidas, sus hormonas predisponen el cuerpo para querer seguir descansando y la temperatura corporal está muy baja mientras que en el hombre, todos los deseos sexuales están totalmente activos.

 

Generalmente es a las 4 de la tarde cuando las curvas sexuales de ambos sexos alcanzan su máximo nivel y es posible tener una relación sexual explosiva, agradable, deseada, placentera para ambos.

 

Malo entonces si, como yo, trabajan en diferentes provincias. El kilometraje y el transporte arman toda una conspiración por esta vez, en mi contra.

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