ESTRENOS DE CINE: Charlie y la fábrica de chocolates

ESTRENOS DE CINE: Charlie y la fábrica de chocolates
Fecha de publicación: 
28 Julio 2016
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El niño Roald soñaba con que –un día- él inventaría un tipo de chocolate tan pero tan delicioso que todo el mundo lo felicitaría por eso. Así germinó la idea de que lo que años después sería su segunda novela para niños, la hoy conocida mundialmente: Charlie and the Chocolate Factory, según su título original.

De adulto, Roald Dahl fue un afamado escritor británico de literatura infantil. Un día, cuando aún era jovencito y estaba esperando la reprimenda del director de su escuela por haber puesto un ratón muerto en un recipiente con dulces, Charlie pensó toda la historia que, 35 años después de su muerte –falleció en 1990- inspiraría a Tim Burton a llevar a la pantalla grande el argumento de Charlie y la fábrica de chocolates.

Del realizador norteamericano Tim Burton… ya sabemos a qué atenernos. Es un director que mantiene siempre un sello muy propio. Cine de autor, con millones de fanes. Charlie y la fábrica de chocolates es uno de los éxitos del binomio que este director ha hecho con el actor Johnny Depp, que hasta el momento ha dado para ocho filmes.

Porque Burton acostumbra a tener lo que en el mundo cinematográfico se llama actores fetiches. En el caso de Charlie y la fábrica de chocolates reitera a Johnny Depp y a Helena Bonham Carter, quienes asumen, como en la mayoría de las películas de Burton, un mundo imaginario, pletórico de elementos góticos y oscuros, con protagonistas inadaptados y enigmáticos… infinitamente auténticos.

La cinta, del 2005, fue filmada en Yorkshire (Reino Unido) y es la segunda adaptación de la novela de Dhal que se ha hecho para el cine. La primera se filmó en 1971 y llevó el nombre de Un mundo de fantasía en España y Willy Wonka y su fábrica de chocolate en muchos sitios de Hispanoamérica; (Willy Wonka & the Chocolate Factory en inglés).

El argumento de la cinta: Charlie Bucket es un niño que vive con su familia en una casa muy raída. Son pobres, pasan hambre… y más cuando su padre es despedido de su trabajo. Charlie sueña con visitar la fábrica de chocolate de Willy Wonka que lleva años cerrada. Y el sueño se hará realidad. Willy Wonka, dueño de la fábrica, pone en circulación dentro de sus tabletas de chocolate, cinco billetes dorados. Estos billetes permitirán, a los cinco niños o niñas que los encuentren, visitar la fábrica, llevarse un cargamento de chocolates y golosinas de por vida y, al ganador, recibir un premio muy especial. Charlie es uno de los cinco afortunados ganadores.

Una vez dentro de la fábrica, la cinta descubre, de la mano del excéntrico señor Wonka (que los recibe en la entrada), un sorprendente cosmos de chocolate y golosinas, a la vez que muestra las distintas personalidades de los pequeños invitados.

Es ahí cuando el filme se vuelve denuncia a la crianza –o malacrianza- que reciben algunos niños. Egoísmo, autosuficiencia, gula y despotismo son cuatro de los principales defectos que muestran los infantes invitados a la fábrica del Sr. Willy Wonka, tan extraordinariamente interpretado por Johnny Depp, quien siempre se ha distinguido por personajes peculiares. (Y su caracterización de Wonka no se sale de este margen).

En la película, la familia de Charlie simboliza los buenos modales y el sentido ético adecuado. Los otros niños personalizan algunos de los defectos e imperfecciones que hay en el mundo. Se vuelve así esta una cinta de contrastes: por un lado, las cualidades loables de un ser humano –la generosidad, el compartir-. Por el otro, la carencia de estas cualidades –la palabra defecto se deriva del verbo latino deficere, que significa falta- lo que hace que la persona, o en este caso, el niño, resulte un malcriado.

La música de la cinta es un guiño a la historia de la música occidental. Compuesta por Danny Elfman ―frecuente cómplice de las obras de Tim Burton― la banda sonora de la película se divide en tres tipos: el tema de la familia Buckets, establecido más que nada con instrumentos de viento superior; un vals –místico-, y un tema principal para la fábrica de chocolate, realizado con demos caseros hechos en sintetizador y voces diminutas realizadas por el propio Elfman.

Charlie y la fábrica de chocolates (2005), un espectáculo para todas las edades, con un imaginario de muy buen gusto y una exquisita factura de realización.

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