Xiomara Palacios, perfecta hechicera de la infancia

Xiomara Palacios, perfecta hechicera de la infancia
Fecha de publicación: 
24 Julio 2016
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Añade que la excelsa artista \"nos dejó físicamente, para instalarse de una vez y por todas en la memoria colectiva de su pueblo”

Xiomara, maestra de la actuación, despertaba en los niños el milagroso asombro, gracias a su pócima de fórmula secreta llamada Arte, asegura la publicación.

No solo logró hacerse rodear de una hermosa familia, de amigos que la adoraban, de colegas que la tenían como paradigma, sino, además, que la crítica y los directores la respetaran.

Nacida el 29 de septiembre de 1942 en Remedios, Villa Clara, la actriz vivirá eternamente para los amantes de ese arte titiritero en grande, en cuyas bases se asienta su inmensa labor creativa. Dejó una huella eterna a su  paso  por el Teatro Nacional de Guiñol que también fundó, entre los admiradores del universo del retablo.

A Palacios a quien los niños deben haberse deleitado con obras domo La lechuza ambiciosa, Liborio, la jutía y el majá, y La nana, entre otras, se le recuerda vital y cubanísima en su papel de Blanquita, una gallina sometida por Mandamás, según la historia de Dora Alonso, dirigida por Eddy Socorro.

Y pensar que la Jicotea de Chicherekú, la Escoba de La Cenicienta, la Oshún de Shangó de Ima, la eterna Cucarachita que cubanizó el inmenso Abelardo Estorino, no quería ser exactamente titiritera, sino que soñaba con convertirse en actriz dramática, expresa Juventud Rebelde.

Sobre su desempeño como titiritera Xiomara comentó un tiempo atrás que una actriz \"contrae ese virus, ya no tiene remedio. No se puede curar, no existe antídoto, no hay salvación. Parece que es cierto, porque nunca más quise ser otra cosa que titiritera».  

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