Marlies Mejías: A Río tras la estela de Yoanka González

Marlies Mejías: A Río tras la estela de Yoanka González
Fecha de publicación: 
13 Julio 2016
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Aún cuando hemos tenido disímiles conversaciones y las bondades de facebook nos han acercado, la ciclista Marlies Mejías puede considerarse una muchacha tímida. Pese a recibirme con una sonrisa en el velódromo Reinaldo Paseiro, en medio de una Copa Cuba cuasi encubierta, que transitó sin penas ni glorias, mostró cierta curiosidad o reticencia para saber sobre qué versaría nuestra plática.

Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, le dije sin miramientos, en medio de una escena que contemplaba a su sobrina en brazos, su hermana gemela y su madre atestiguando dicha confrontación, como siempre, por insignificante que pudiese parecer, y un sol de junio hostil.

La plática devino un verdadero oasis al Este de la capital. Valió la pena caminar desde la parada de la Villa Panamericana al velódromo, y se inició el diálogo con Cubasí:

Tu físico no tiene nada que ver con el de las restantes corredoras de Omnium. ¿Cuál es el secreto de tu preparación y cómo has logrado insertarte en la élite?

“Hay etapas en las que pedaleamos entre 120-150 kilómetros a la semana. Paralelamente a esos volúmenes sobre la bicicleta mantengo el trabajo de fuerza en el gimnasio y busco aumentar mi masa muscular. Es cierto, estoy bien alejada en cuanto al físico de las mejores exponentes de mi evento a nivel mundial, que son muy fuertes y con una masa muscular increíble. Me cuesta mucho subir un kilogramo, pero he aprendido a suplir ese déficit con otras virtudes.
La inserción en la élite depende de la participación en el circuito de Copas del Mundo y  otros eventos de calidad. Esa constancia y competitividad  contribuyó a que pudiera convertirme en subcampeona de la Copa del Mundo de Guadalajara (9 de noviembre del 2014) y quinta (149 rayas) en el Campeonato Mundial de París, ese propio año”.

¿Virtudes de Marlies como cilcista?

“No suelo correr eventos de velocidad pero considero que la rapidez es mi arma. En cambio necesito ganar en resistencia para no ceder tanto terreno en las pruebas de grupo. El segundo día, con los 500 metros y la velocidad elevan mi rendimiento pues el scratch y la carrera de eliminación  en el estreno, requieren esfuerzo total, me agotan mucho. En ese sentido entrenar la ruta ayuda a elevar mi resistencia, pero implica igualmente someterme a cargas mayores”.

¿Llegas en un buen momento a la cita de Río?

“Estoy tratando de llegar lo más cercana posible a mi forma anterior, pues el accidente que sufrí me afectó enormemente. Corría en una competencia nacional, venía con los varones y me caí. Sufrí una contusión cerebral, estuve un mes sin montar bicicleta y otros dos en un delicado proceso de rehabilitación. El nivel que había alcanzado en dos años lo perdí. De hecho, asistí  al Mundial y no obtuve resultados.  Estamos realizando un esfuerzo enorme para suplir ese tiempo fuera de la pista con mi entrenador Leonel Álvarez, el equipo médico, la psicóloga…”

Tendrás rivales sumamente complicadas… ¿Alguien que en especial te motive a retarlas?

“Sé que hay muchas ciclistas fuertes. La británica Laura Trott (puntera del ranking con 2 800 puntos), la holandesa Kirsten Wild (3ra-1 955), la estadounidense Sara Hammer (6ta-1 650) y la canadiense Allison Beveridge (7ma-1 500), son algunas de las que siempre están en la discusión de medallas”. Marlies ocupa la plaza 19 del escalafón, amparada por 875 unidades. Otro dato de interés: una bicicleta profesional puede costar entre 3 000 y 9 000 euros.
alt“En cuanto a ejemplo, Yoanka González, ̶ sentenció sin cavilar  ̶. La considero una súper mujer, entre las mejores ciclistas del mundo y como persona inigualable. A mí me educó mucho y me enseñó, pese a tener rivalidad acá en la preselección en algún momento. Le gustaba aconsejarnos a las más jóvenes, compartir sus experiencias. Contribuir con nuestro desarrollo. En la actualidad mantengo excelentes relaciones con dos muchachas relativamente nuevas: Claudia Baró y Anelis James.

¿Cuándo montaste una bicicleta por primera vez?

“Sin saber montar bicicleta comencé en Güira de Melena a practicar ciclismo a los 13 años con mi hermana gemela. Ella pedaleaba mejor que yo, pero  se enfermó con una lectospirosis  muy fuerte y tuvo que renunciar al ciclismo. Debe ser una de sus pasiones pues hace poco comenzó a montar nuevamente, con intención de llegar al equipo nacional y lo está haciendo muy bien. En aquella época nos guiaba un muchacho aficionado (Gianny), hasta que debuté en Juegos Escolares con dos medallas de oro y me subieron a la preselección nacional con 14 años. Nunca más he vuelto a abandonar la bicicleta”.

Hablas de tu hermana y te brillan los ojos. Sin apenas público estaban ella, tu sobrina y tu mamá apoyándote acá. ¿Qué significa la familia para Marlies?

“Lo más hermoso que poseo es mi familia. Soy millonaria de sentimientos. Mi madre, Marislay García, al igual que mi abuela Nancy Leyva son mis pilares fundamentales, ese motor que me impulsa a diario, que me da fuerzas para no rendirme y sobreponerme a las adversidades. Todos me apoyan, me siguen, sin importar la magnitud de la competencia. Si mi hermana lograra entrar a la preselección sería increíble. Es por lo que más lucho. Ahora también tengo a mi sobrinita que es tremenda. Son importantísimas”.

De vuelta a tu preparación, ¿consideras que la versatilidad puede convertirse en un arma de doble filo?

“Eso depende de las características de cada ciclista. Acá, ante la ausencia de un equipo sólido en todas las pruebas, queremos o a veces nos exigen correrlo todo, pista, persecución, ruta. Los rendimientos, lógicamente no pueden tener un equilibrio. Como tampoco estabilizar el peso y otros parámetros. Si después de Río en definitiva me especializo en una modalidad, esa será el Omnium.

Esa falta de solidez en la preselección actualmente, ¿se traduce en que ha decaído nuestro nivel?

 “La caída depende de muchos elementos. El equipo ha sufrido bajas. Yumari y Yoanka primero, luego Iraida y Yeima, todas salieron producto de su maternidad. Lllegamos a quedar solo dos o tres en el área de pista y las niñas jóvenes que entraron aún no poseen la madurez ni el fogueo competitivo para aspirar a ese nivel de élite que se necesita. Cuando nos volvimos a reunir ya el ciclo estaba muy avanzado y era tarde. Hay que seguir trabajando duro para que logren desarrollar sus capacidades y crecer, primero a nivel continental, donde Estados Unidos, Canadá, Colombia, Venezuela y pedalistas que individualmente sobresalen en México, Chile…tienen palmarés a nivel universal incluso y son rivales de consideración en cualquier entorno.  

Para lograrlo, ¿crees que el colectivo de entrenadores está preparado?

“Hablas de entrenadores y yo he tenido varios que me han aportado mucho: en la etapa juvenil Ernesto Valdés me impulsó a tener esa garra que poseo ahora. Pedro Palmer Pérez igualmente me ayudó muchísimo y ahora Leonel Álvarez, para mí uno de los mejores entrenadores que existe, ha terminado de moldearme. Sabe llevar entrenamiento, familia, y comunicación, que a veces se dificulta tanto con alumnas mujeres. Técnicamente tanto él como el resto del colectivo, está apto para rescatar el nivel que nos hemos ganado varias generaciones de ciclistas.

¿Si te dijera contrato?

“Desde finales del 2015 se ha estado manejando esa posibilidad y creo que después de los Juegos es el momento. Tengo 24 años, atravieso por mi etapa de madurez como atleta. Se está haciendo lo posible, pero es complicado reunir todas las condiciones para materializar una negociación con el INDER. Ha habido intenciones de España, Italia...

Siempre, ante la presencia de un evento cumbre, es obligatorio hablar de expectativas…

“Primero necesito hablar de recuperación total. Estoy haciendo lo imposible y el mejor indicador sería terminar entre las cinco primeras.  Entonces demostraría que supe reponerme a sucesos que nunca hubiese deseado me ocurrieran”.
Por estos días Marlies desarrolla una estancia preparatoria en el Velódromo de Aguas Calientes, México, escenario que considera el de su predilección, que conoce casi a la perfección. Ha entrenado y librado disímiles batallas en esa pista de madera pulida y 250 metros, bien diferente a la del Velóldromo Reinaldo Paseiro (obsoleta, de 333 y superficie de asfalto). Se hará acompañar en la ciudad Maravillosa de su coequipera Lisandra Guerra (pugnará en la velocidad individual y el scratch) y la rutera Arlenis Sierra.

Repetir una presea, justamente para emular la plata que ganó Yoanka González en la edición de Beijing 2008, será harto difícil. De momento Cuba aparece inscrita en la historia. Quién sabe si Marlies o Lisandra, puedan protagonizar otro pasaje memorable, entre los 520 ciclistas que encararán la cruzada bajo los cinco aros en las modalidades de pista, ruta, BMX y mountain bike.

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