Elecciones en Perú: Derecha de plácemes

Elecciones en Perú: Derecha de plácemes
Fecha de publicación: 
10 Junio 2016
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Movilizaciones nacionales contra el posible regreso del fujimorismo, una alianza que comprendía desde la extrema derecha a la izquierda y el abierto respaldo de los más grandes empresarios locales apenas alcanzaron para asegurar una estrecha y reñida victoria del nada popular Pedro Pablo Kuczisnky (conocido por su sigla de PPK), de Peruanos por el Kambio, y así impedir el triunfo de la favorita Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales peruanas.

El Presidente electo, al igual que su derrotada contrincante apuestan por la desregularización del mercado, la primacía del capital privado y la desaparición del Estado en la mayor parte de las cuestiones, principales o no, con la particularidad de que PPK era el candidato, subrayo, de los grandes empresarios.

Coadyuvó a su victoria y a borrar la enorme diferencia que Keiko le sacó en la primera vuelta, el fuerte apoyo de la izquierda, que se erige en la tercera fuerza política del país, y que basó su apuesta en impedir cualquier regreso, real o no, de la época de la dictadura de Alberto Fujimori.

Como hijo de su clase, PPK limitó mucho su campaña a ofrecer agua potable, salud y educación, sin un programa coherente, y obviando que para realizarlo iba a utilizar métodos neoliberales, que lo privatizan y comercializan todo.
También conspiraban contra él sus nefastas actuaciones en los gobiernos de Fernando Belaunde Terry y Alejandro Toledo, en los que siempre fue un elemento de apoyo a los bancos y estuvo envuelto en escándalos de corrupción.
Hay que reconocer que Keiko Fujimori fue un hueso duro de roer, al granjearse las simpatías de parte de la juventud –que no tuvo idea de quien fue su padre-, otros a quienes podemos llamar desmemoriados y algunos que se quedaron sin candidatos hasta última hora.

Creyeron en las promesas de Keiko de que no repetiría los errores paternos, además de tener  el handicap en contra de que junto a ella permanecieron elementos que no dan mucha confianza, y de que era, es, respaldada por un partido, Fuerza Popular, que tiene once legisladores sospechosos de lavado de dinero.

La hija del ex presidente Alberto Fujimori, quien cumple larga condena por graves delitos, violaciones de los derechos humanos y mucha corrupción, realizó una exhaustiva campaña de promoción, que empezó al otro día de ser derrotada por Ollanta Humala en los comicios del 2011.

Keiko visitó pueblos tras pueblo, cada día, reiterando que acabaría con la inseguridad, sin los métodos extremos, aunque no se destacó en promesas de índole social.

Se le señaló que gastó unos 15 millones de dólares para promover su figura y, de paso, comprar votos, pero demostró que es una figura con cierta habilidad política, que ha estado en el Congreso y tuvo un discurso más abierto que su contrincante.

Pero otro neoliberal, PPK, fue el vencedor y ahora sustituirá a Ollanta Humala, quien, con aciertos y errores, nunca fue simpático a la oligarquía nacional y monopolios extranjeros, los cuales coadyuvaron a dificultar gestiones de un mandatario que, a pesar de sus limitaciones, era reacio a seguir el dictado neoliberal predominante en la Alianza del Pacífico.

Cierto que muchos teníamos esperanzas en el presidente Ollanta Humala por su procedencia e importantes pasos iniciales en su gestión de gobierno, que logró estabilizar el país, reducir la pobreza y enfrentar la crisis económica.
El propio mandatario reconoció que cometió errores, pero defendió la decisión de haber optado por implementar un modelo de mayor apertura comercial con Colombia, Chile y México en la denominada Alianza del Pacífico que, en realidad, fortalece el puente neoliberal hacia las economías que la integran.

Empero, aunque renuente  a la incorporación más sana a la Unión Suramericana de Naciones, o solidaria en la Alianza Bolivariana para Nuestra América, ha sido criticado por “pacifistas” por no dar mucho margen a la gran empresa privada y mantener a raya a grupos extranjeros que le han buscado fuertes divergencias con sectores indígenas cada vez que se asientan en un lugar pleno de riquezas naturales.

Al final, la crisis económica hizo nuevamente aumentar el número de pobres y llevó la informalidad del trabajo a un 73,3%, lo cual demuestra inestabilidad y desigualdad, pese a que fue el segundo país en crecimiento económico el pasado año.

Asimismo, estallaron graves casos de corrupción, en la que estuvieron implicados algunos de sus amigos y, además, su esposa, a quien siempre defendió.

No hay que olvidar que Humala fue electo, luego de un proceso corrupto que significó los ocho años de mandato de Alberto Fujimori.

Cuando PPK asuma la Presidencia, encontrará un Congreso donde los fujimoristas tienen cuatro veces más diputados que Peruanos por el Kambio, por lo cual es posible que acuda al apoyo de organizaciones sociales y de la izquierda que ahora lo respaldó, o, nada es extraño, se alíe a Fuerza Popular.

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