ESTRENOS DE CINE: Secretos de una obsesión

ESTRENOS DE CINE: Secretos de una obsesión
Fecha de publicación: 
7 Junio 2016
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El secreto de sus ojos (2009) es la mejor producción latinoamericana de los últimos años. A seis años de su éxito mundial, parece innecesario recrear ese guion. (Quizás la explicación está en los cerca de cincuenta millones de dólares recuperados en taquilla).

Secretos de una obsesión (2015), de Billy Ray, reduce la historia de amor y el contexto político y social de la cinta original para privilegiar uno de los géneros por excelencia del cine norteamericano: el thriller policial. Juan José Campanella, el director de la original, en el remake norteamericano es uno de los productores ejecutivos; ni siquiera participa en el guion.

¿Y quién es Billy Ray? Su filmografía tan solo cuenta, quitando Secretos de una obsesión, de dos títulos: El precio de la verdad (2003), interpretada por el desaparecido Hayden Christiensen, y El espía (2007). Dos películas que pasaron sin pena ni gloria y que tan solo los muy cinéfilos puede que lleguen a recordar.

Secretos de una obsesión, su tercera cinta, coloca a la historia en el año 2002, justo después de las Torres Gemelas, cuando un grupo del FBI ha sido asignado a la búsqueda e investigación de actos terroristas. Ray (Chiwetel Ejiofor) y Jess (Julia Roberts) son los detectives en terreno, y Claire (Nicole Kidman), que acaba de egresar de Harvard, es la abogada que ingresa a la oficina del fiscal.

Es evidente que Julia Roberts se entregó al papel de Jess con sus mejores armas, con conciencia profesional y asumiendo que Hollywood es muy cruel con las actrices que se acercan a los cincuenta. El de Jess es un papel dramático que le permite aspirar a lo que obtuvo con Agosto (2013): una nominación al Oscar como Mejor Actriz de Reparto.

Pero las buenas actuaciones, si bien sustentan y, por tanto, se agradecen, no bastan para apuntalar un filme. Lo concreto es que la versión estadounidense sacrificó la atmósfera espesa, envolvente y ominosa de la versión original.

Y también redujo los efectos de un amor reprimido y frustrado. La película de Hollywood podó la complejidad y le quitó peso específico, por lo que en comparación es, sencillamente, una película menor.

Quizás… si la obra maestra de Campanella nunca hubiera existido, la película de Billy Ray hubiera sido mucho más aplaudida y premiada, pero lo cierto es que las comparaciones son inevitables, y el remake norteamericano sale perdiendo… ampliamente.

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