Secretario General OEA: Actual mucamo de Washington

Curiosamente comenzó tratando de aclarar: No soy agente de la CIA, “no soy traidor”.

Fue su tambaleante respuesta a las enérgicas palabras que dedicó el segundo a sus incesantes  dardos contra Caracas.

El embajador de esta última en la OEA, Jorge Valero, declaró que Almagro es un “operador político” de la oposición ultraderechista venezolana.

Un cable de la española EFE agregó que el diplomático pidió a sus integrantes divorciarse de su insólita conducta.

A quien también sus amistades llaman “oso” llegó sin competencia a su actual puesto el 18 de marzo último.

      
En aquel momento se comprometió a transformar la OEA para llegar a convertirla en una institución al servicio de todos en las Américas.

O sea, que a la inversa de la propaganda, dio a entender muy claramente, que ahora no lo es.

A ella desde Washington le han ordenado cumplimentar la parte asignada en el complot dirigido, entre otros objetivos, a destruir la revolución bolivariana.

¿Jefe de esa aventura? El “oso” Luis Almagro, quien dio un salto de garrocha entre su cercanía juvenil a la heroica guerrilla de los Tupamaros, en Uruguay,  hasta fungir como una simple marioneta del Norte.

La embestida anti-chavista y sobre todo contra el movimiento progresista de la región, se encuentra en marcha, no precisamente sin lucha.

Una guerra avisada, lo demás incumbe a los soldados, con o sin uniformes.