Roque, sin titubeos para recomenzar

Roque, sin titubeos para recomenzar
Fecha de publicación: 
22 Marzo 2012
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Foto: Tony Hernández Mena

 

 Es muy raro que al cabo de la treintena, con una profesión exitosa, tres hijos y al parecer el futuro previsto, alguien decida dar un giro completo y comenzar desde, prácticamente cero, una nueva carrera.

 

  Juan Carlos Roque Moreno, el actor que encarna el personaje de Mauricio en la temporada Desarraigo, de la telenovela cubana Bajo el mismo sol, estuvo en ese caso y no dudó en emprender un derrotero inédito.

 

  Médico, con 37 años, muy apreciado por sus pacientes en Santiago de las Vegas, Roque, como lo conoce casi todo el mundo, hace 10 años decidió dedicar todos sus esfuerzos a alcanzar el sueño de convertirse en actor.

 

  Recuerda que el impulso inicial se lo dio el gran cineasta cubano Fernando Pérez, cuando lo llamó para un papel en su película Suite Habana, el de un galeno que también se dedicaba en sus ratos libres a realizar las funciones de payaso.

 

  Afirma que en la vida real ese fue su caso porque en 1994 dio vida al payaso Chupetín Moroco, primero en el círculo familiar y de amistades y después para todo el público, inspirado en Edwin Fernández y todos los clown que tenía la posibilidad de ver.

 

  Trabajar con  Fernando Pérez, a quien admira como artista y como paradigma de cubano, le motivó a dar el gran paso porque desde niño su tía lo llevaba al teatro, de adolescente fue artista aficionado al teatro en la escuela y en la Facultad de Medicina también integró un grupo teatral y escribió monólogos.

 

  Todo un reto fue estudiar Medicina porque le faltaban unos puntos de promedio para poder optar por esa carrera, entonces se dirigió al doctor Eduardo Bernabé Ordaz, directos del Hospital Psiquiátrico de La Habana, quien le propuso trabajar un año como auxiliar de limpieza, estudiar enfermería y cumplir dos años de servicio social, condiciones que cumplió al pie de la letra.

 

     Su esposa lo apoyó y se encargó de sustentar económicamente a la familia, mientras él trabajaba con el colectivo El Estro de Montecallado, de Bejucal, y después en la compañía Rita Montaner.

 

  Durante el decenio dedicado a la actuación, Roque destaca que le ha acompañado mucho la suerte y sobre todo la colaboración de colegas con mayor experiencia.

 

  En ese tiempo ha participado en las películas Diario de Mauricio y Madrigal, de Fernando Pérez; Kangamba, de Rogelio París; y ahora en las filmaciones de Carmela, de Ernesto Daranas.

 

  En televisión tiene a su vez participaciones destacables en teleplays como El lado del velo, de Elena Palacios e inspirado en una narración de Milán Kundera; o El cuarto del anticuario, en cuatro trabajos con el director Delso Aquino; y en la polémica Diana, de Rudy Mora, de la que recuerda el ejemplar apoyo que le brindó el actor Fernando Echevarría.

 

  Para Roque lo esencial es la familia, asegura que lo primero es ser padre y si tuviese que dejar la actuación para beneficiar a los suyos, ni lo pensaría dos veces.

 

EL MAURICIO DE “DESARRAIGO”

 

   Mauricio ha resultado uno de los personajes más atractivos para el público por la contención con  la cual Roque lo asumió, que poco a poco va develando su drama interno y por la credibilidad con la cual lo proyecta.

 

   Acerca de ese trabajo, señala que hizo casting para interpretar a Saúl o a Omar, pero que el director  Jorge Alonso Padilla se lo propuso, cuando casi no tenía apariciones en las dos primeras temporadas, cosa que le pareció algo complicado.

 

  Pero Padilla sabía lo que quería y el guionista Freddy Domínguez le dio libertad para añadir los textos que considerara oportunos.

 

  Dijo que como siempre se entrega de lleno a cualquier papel, investigó con estudiantes puertorriqueños de la Escuela de Cine y Televisión, conversó con turistas de esa nación e incluso consiguió que le enviaran un listado de frases usuales en la hermana isla y hasta cocinó algunos de sus platos típicos.

 

  A la familia le dijo que desde ese momento hablaría siempre como un boricua y para comprobar si el acento era fidedigno abordó a unos turistas preguntándoles dónde se podía comer uno de los platos típicos y cuando estos respondieron como si se tratara de otro puertorriqueño, supo que ya había captado el acento necesario.

 

  En cuanto a la psicología del personaje, empleó las historias de vida de tres cubanos víctimas de la Operación Peter Pan a principios de la Revolución, cuando muchas familias enviaron a sus hijos solos a Estados Unidos porque se corrió el rumor de que el Gobierno quitaría la patria potestad a   los padres para enviar a los pequeños a la Unión Soviética.

 

  Señaló que, aunque no vivió esa etapa, es una historia cubana reciente y buscó en el niño que lleva dentro.

 

  Por eso, acotó, Mauricio puede ser cruel y hasta actuar en contra de su propia formación como ser humano porque lleva dentro un niño enclaustrado que no ha podido salir por los traumas que sufrió.

 

  Ahora Roque está enfrascado en la película Carmela y en varios proyectos de teleseries o Tras las huellas que le han propuesto, siempre dispuesto a entregarlo todo y agradecido a sus colegas médicos, a los actores con quienes trabaja y a la vida porque le permite hacer realidad un sueño más.   

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