Barbara Hendricks canta hoy en Cuba junto a la Camerata Romeu

La Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís acogerá la presentación que en un primer momento estará dedicada a la música clásica, mientras la segunda parte propondrá canciones populares.

Hendricks interpretará fragmentos de la ópera Carmen, de Georges Bizet, y de Les nuits d'été (Las noches de verano), del compositor Hector Berlioz.

En este concierto compartirá también escenario con el saxofonista Magnus Lindaren y el guitarrista Ulf Englund, quien es su compañero en la vida.

Cuando supe que aquí dedicaban el mes de mayo a la cultura francesa, pensé que sería una oportunidad ideal para venir a ofrecer mi música, apuntó la soprano estadounidense.

Esta es mi tercera visita a la isla, precisó Hendricks, quien se presentó el año anterior en la oriental provincia de Santiago de Cuba.

Había escuchado de la Camerata Romeu y me encantó la idea de que existiera una orquesta de cámara solo integrada por mujeres, así surgió el proyecto de tocar juntos, explicó.

Asimismo, celebró los nuevos nexos entre La Habana y Washington: "Estoy muy contenta por los cubanos si esto implica una apertura para ellos, pero espero que Cuba no sufra ninguna invasión cultural del exterior".

Aunque la soprano nació en Estados Unidos, desarrolló la mayor parte de su carrera en Europa, pues allí encontró el amor, según contó.

Muchos de los temas del concierto de esta noche no se han escuchado en Cuba, por lo menos en los últimos 100 años, apuntó Zenaida Romeo, directora de la orquesta de cámara cubana integrada únicamente por mujeres.

Esta presentación está enmarcada dentro del mes dedicado en Cuba a la cultura francesa. De hecho, la soprano fue una de las invitadas al encuentro entre el presidente galo, Francois Hollande, y el mandatario cubano, Raúl Castro, en París, el pasado 1 de febrero.

Hendricks conoce los escenarios de importantes teatros de ópera del mundo, como la Scala de Milan y el Royal Opera House de Londres. Esta soprano lírica e intérprete de jazz, también es aclamada por su trabajo como activista por los derechos humanos, muy implicada en la lucha por la igualdad de género.

En 1987 fue condecorada con la Legión de honor francesa y en 2000, recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.