Carlos Repilado, Premio Nacional de Danza

Carlos Repilado, Premio Nacional de Danza
Fecha de publicación: 
19 Abril 2016
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El jurado del Premio Nacional de Danza 2016 decidió esta mañana que el diseñador escénico y de luces Carlos Repilado (Santiago de Cuba, 1938) recibirá ese importante galardón el próximo 29 de abril.

A algunos les asombrará que el Premio vaya a manos de un diseñador escénico, teniendo en cuenta que hasta el momento han recibido ese galardón bailarines, coreógrafos, maestros e investigadores… o sea, profesionales que participan directamente en las prácticas danzarias.

El oficio de Carlos Repilado pudiera parecer complementario. Y ciertamente en no pocos espectáculos de la danza lo es: los diseños de luces y escena apenas son funcionales. Pero los que conocen la obra de Repilado saben que en su caso, la luz llega a ser elemento esencial de muchas puestas.

Carlos Repilado ha distinguido con su trabajo a las más importantes compañías de danza del país, con entramados sugerentes, perfectamente integrados a la dramaturgia y a los postulados conceptuales de las obras que ha iluminado.

Hace unos días la compañía Acosta Danza presentó una singular coreografía de Marianela Boán, El cruce sobre el Niágara. Se trata de una creación de juventud, pudiera parecer que su tiempo quedó atrás. Pero la escenificación fue reveladora. Y las luces de Repilado, en esa pieza, instauran una atmósfera, tan estrechamente ligada a la peripecia puramente coreográfica, que es imposible asumirla como elemento complementario. Aquí el diseñador no es solo un técnico, es un verdadero artista.

Repilado diseñó también algunos de los espectáculos más reconocidos de Rosario Cárdenas: María Viván, Dador, La Stravaganza, Zona Cuerpo… Los que han disfrutado de esas obras de toda una noche podrán recordar el inteligente y sensible trabajo de recreación de entornos, de marcada plasticidad, con dominio de los matices y de la singularidad de las situaciones.

La escenografía y la iluminación nunca eran aquí puro telón de fondo. Tomemos por ejemplo Dador, que es ámbito de ensoñación lírica: hay pasajes en que las luces otorgan por sí solas un valor poético impresionante, pudiera decirse (aunque esto no lo sabemos con certeza) que la coreógrafa pauta el movimiento teniendo en cuenta las potencialidades de las luces.

Lástima que la crítica no siempre tome en cuenta estas particularidades, centrada como está casi siempre solo en los coreógrafos y los bailarines. Pero hagan una prueba: imagínense estas creaciones sin el diseño de luces y la escenografía. Está claro que la experiencia sería completamente distinta.

La extraordinaria hoja de servicios de Carlos Repilado lo hacen merecedor no solo del Premio Nacional de Danza, sino también del de Teatro, pues él siempre ha asumido el hecho escénico en toda su amplitud.

Ha trabajado con el Ballet Nacional de Cuba, Danza Contemporánea de Cuba, con el Conjunto Folclórico Nacional, con el cabaret Tropicana, con teatro Estudio, con el Ballet Teatro de La Habana, con Teatro El Público, Buendía… y la lista sería demasiado larga. Esa constancia, esa permanencia, es lo que ha premiado el jurado este año. Pero no solo eso, también la maestría, el extraordinario desempeño creativo de alguien que todavía tiene mucho que aportar.

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