ESTRENOS DE CINE: Los 33

En agosto del año 2010 un grupo de 33 mineros quedaron atrapados en una mina en el norte de Chile. El mundo entero siguió, día tras día, el avance de esta entienda, que duró setenta días y tuvo un final feliz: todos fueron rescatados.

Los 33 (2015), dirigida por la mexicana Patricia Riggen, acoge los rasgos esenciales de esta historia: un grupo de hombres comunes, un accidente más grande que la vida (herméticamente sellados, a 700 metros de profundidad), una historia de sobrevivencia en condiciones extremas, solidaridad interna en el grupo, esfuerzos de rescate desde el exterior… Lástima que la película no logre concatenar los distintos estos distintos hilos dramáticos.

Más de cientos de posibilidades de jugar con las tensiones entre los mineros, pero la directora opta por mostrarlos a todos asumiendo actitudes básicas y anodinas. No explota sus miedos, ilusiones, sueños; el devenir de su desesperación, la incertidumbre de saber si saldrían vivos de la entienda. Para colmo, la gran pregunta de toda la situación, ¿de quién es la culpa de que este desastre haya sucedido?, apenas se roza, mucho menos se responde, en la cinta.

Todo el filme parece, de tanta superficialidad, una telenovela mexicana más que un largometraje: Los 33 tiene una total incapacidad para narrar; no sabe armar secuencias que tengan tensión interna, ni acertar en el tono.

La película cuenta con música de James Horner, quien trabajó para la cinta norteamericana del año 1999 Titanic y con fotografía de Checco Varese, el mismo de la cinta argentina del año 2005 El aura; pero la colaboración de estos dos grandes del cine no basta para el éxito: Los 33 no tiene ni a James Cameron ni Fabián Bielinsky en la dirección y el mejunje de tecnicismos y arte no llega a ser glorioso.

Por otra parte, una cosa es la licencia poética que requiere toda obra de ficción y otra bien distinta es poner a los mineros chilenos a hablar – ¡a todos!- en inglés. Antonio Banderas, que en la cinta interpreta al minero principal, en alguna que otra escena sobreactúa su acento latino… lo cual resulta, como mínimo, de mal gusto… Pero nada peor que ver a Juliette Binoche de vendedora de empanadas, desperdiciando su talento en un personaje comletamente plano.

No obstante, la historia de estos mineros es verídica, y eso hace que, curiosidad mediante, el relato atrape más de lo que el guión mismo genera al espectador. Nace así para el mundo Los 33, una reconstrucción de una historia real, con imágenes tan bellas del desierto de Atacama, que por sí solas superan en emoción y belleza a todas las otras posibles trivialidades del filme.