Ante la visita de Obama a Cuba: Camino por andar

Ante la visita de Obama a Cuba: Camino por andar
Fecha de publicación: 
11 Marzo 2016
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Un amigo de New Jersey, residente allí antes del triunfo de la Revolución, contaba que dos meses antes de que se anunciara el restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, el 17 de diciembre del 2014, la esposa de Obama, Michelle, comentó que cuando su esposo dejara de ser Presidente,”me gustaría conocer Varadero”.

Al mismo tiempo, una de mis nietas, residente en Estados Unidos desde los dos años de nacida, se interesaba porque Obama la dejara estudiar Medicina en Cuba, sin conocer que, a su regreso,  tendría que convalidar todas las asignaturas y, por el contrario,  la política del Imperio está dirigida a “piratear” a los médicos internacionalistas cubanos para que viajen a EE.UU.

Aparentemente, son dos aspectos diferentes en que se menciona  al Presidente de Estados Unidos, uno más verídico que el otro, pero que coinciden en la conexión entre ambas naciones, a la espera de que el gobierno norteamericano sea más diáfano en la política hacia Cuba, donde será recibido con todo respeto, cordialidad y deseos de allanar el camino hacia una convivencia pacífica, sin el bloqueo y la ilegal presencia militar en el territorio cubano usurpado en Guantánamo.

En este contexto, de una manera u otra, la prohibición de que el ciudadano norteamericano viaje a Cuba navega por aguas tempestuosas, como se puede constatar en el aumento del número de visitantes de ese país que inundan diversas zonas turísticas, como he constatado en mis visitas al rejuvenecido casco histórico capitalino.

Con Obama el consenso a esta decisión ha sido mayor, con reconocimiento oficial y público del fracaso de las medidas adoptadas contra Cuba, del aislamiento cada vez mayor de Estados Unidos y la incongruencia de que este no tuviera relaciones con el archipiélago antillano, a solo 90 millas de sus costas, y sí con China y Vietnam, nación esta última donde perecieron 70 000 agresores norteamericanos.

Aunque realmente intuido, y acorde con su actitud de convencer, el viaje de Obama se inscribe en un marco de hacer prevalecer criterios propios ante el establishment militar-industrial que gobierna realmente en EE.UU., al someter una población de más de 300 millones a un vendaval  mediático de aceptación de las guerras en terreno ajeno  -siempre contra naciones más débiles-, y estar inundado el mercado interno con todo tipo de armas que dejan su huella de sangre en cualquiera de los estratos sociales.

No obstante, en el último año de la presidencia de Obama solo se han dado insuficientes avances, y lo más importante se ahoga por la estricta aplicación de los injustos y todavía vigentes bloqueo y medidas extraterritoriales que multan con cifras multimillonarias a bancos y empresas que tuvieran el más mínimo contacto con Cuba.

Como jefe del poder ejecutivo, Barack Obama dispone de todas las prerrogativas necesarias para desmantelar la casi totalidad de la red de sanciones económicas, sin necesitar el acuerdo del Congreso. Puede autorizar el comercio bilateral y a Cuba a usar el dólar en sus transacciones internacionales y adquirir en el mercado mundial productos con más del 10% de componentes estadounidenses, además de legalizar la importación de productos fabricados en todo el mundo a partir de materias primas cubanas y consentir la venta a crédito de productos no alimenticios a la Isla.

PELIGRO

Sin dudas, pesaron en la decisión el reconocimiento de las oportunidades comerciales que perdía EE.UU. que sufría el desprestigio de una ola racista, del que el propio Obama se consideró víctima.

 
Coincidentemente con esta nueva política hacia Cuba, en la que destaca el regreso de nuestros Héroes, hay que admitir el papel valiente de Obama ante la gusanera mafiosa de Miami y otros elementos ultraderechistas, sospechosos de estar implicados en el asesinato del presidente John F. Kennedy, víctima de una conspiración en la que francotiradores acribillaron su cuerpo, como demuestra una foto publicada en este portal -suministrada por el mencionado amigo de NEW Jersey-, tomada poco antes de la autopsia.

También esta visita coincide con la aceleración de los planes subversivos contra países latinoamericanos que han emprendido una politica antineoliberal y soberana.

Por eso, Cuba mantendrá principios que han asegurado la unidad y una democracia que no tiene nada que ver con la que siempre EE.UU. ha tratado de juzgar al resto del mundo, en aras de un respeto a los derechos humanos del que no es cumplidor.

Porque democracia significa que los gobiernos, primero, estén íntimamente vinculados con el pueblo, de donde emerge y se apoya, además de defender todos los derechos de los ciudadanos a la independencia, libertad, dignidad, fraternidad e igualdad. En Cuba luchamos por cumplir y sostener estos principios y no se acepta esa democracia burguesa porque, como expresara  oportunamente Fidel:

"… me pregunto cómo se puede hablar de democracia en un país donde hay una minoría con inmensas fortunas y otros que no tienen nada; cuál es la igualdad, la fraternidad que puede existir entre el pordiosero y el millonario, qué derechos son los que tienen los pobres, los desposeídos, los explotados. Entonces se trata en el capitalismo de un viejo truco, un viejo cuento, una vieja historia; lo que han hecho es establecer un sistema de dominación con todos los resortes de la riqueza, con todos los resortes de la publicidad, con todos los recursos en manos de una clase que mantiene la discriminación, y la exclusión del resto de la sociedad de la verdadera participación y de la verdadera posibilidad de ejercer sus derechos".

Con estos principios, que permanecerán inalterables, aguardamos la llegada del único Presidente de Estados Unidos que se ha atrevido a dar el primer paso de acercamiento a Cuba, que lo aguarda con respeto, interés y, ¿por qué no?, optimismo.

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