José Massip: “Todavía soy un combatiente”

José Massip: “Todavía soy un combatiente”
Fecha de publicación: 
11 Marzo 2012
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Es muy reconfortante escuchar de alguien que tiene 85 años una expresión como esta, y si se trata de un artista como José Massip, quien entregó su intelecto a la cultura de su país, el sentimiento es mucho más intenso.

Precisamente él acaba de ser anunciado como el Premio Nacional de Cine 2012, el más alto reconocimiento que puede recibir de la industria del séptimo arte por la obra de toda su vida.

 

Si bien es cierto que Massip lleva más de 20 años sin filmar, hay que recordar que él realizó numerosos documentales que reflejan diferentes etapas de Cuba en la Revolución así como varias películas que han hecho historia en nuestra cinematografía nacional: “Páginas del diario de José Martí” y “Baraguá”, además de libros sobre el Héroe Nacional.

Incluso desde los años 50 del siglo XX, su pluma estuvo dedicada a la cultura emancipadora y de vanguardia que promovía la sociedad cultural Nuestro Tiempo, a la cual él pertenecía y de cuya revista fue el editor.

Supongo que sea la humildad lo que no le permite hablar de sí mismo. Fui a su casa para conocer sus impresiones sobre el premio y por más de dos horas la conversación fue todo el tiempo una continua reflexión sobre importantes sucesos de la Humanidad.

 

Antes de comenzar la conversación me habló de cuán maravillosos son sus hijos y me mostró, orgulloso, su biblioteca de más de 4 mil libros. Me aseguró que la Historia es la mejor metodología para interpretar el mundo y nuestra propia vida.

 

Puede ser que con el tiempo Massip haya olvidado algunos detalles,  pero la Historia la tiene grabada en su pensamiento eternamente. Con fervor habla de los grandes guerreros de las gestas en América y África, y sobre todo de los cubanos.

 

Él mismo ha sido parte de esa Historia, no solo con su cine sino también en vivo y en directo durante la guerra en África, en Guinea Bissau. De esa contienda salió el documental “Madina Boe”, que es la primera experiencia del cine cubano en una guerra de guerrillas. Lo filmó allá y hoy confiesa que fue jugarse la vida.

 

¿Qué le aportaron los estudios de sociología en Harvard en su desempeño como cineasta e intelectual en Cuba?


Lo que más me aportó fue el lugar, su entorno y los profesores. Esa es una de las universidades más prestigiosas del mundo, y alrededor de ella, en la época que yo estudie allí, había un fuerte movimiento de ideas de izquierda con discusión de temas importantes de ese momento.

 

Harvard fue crucial en mi vida por su ambiente académico y la bohemia poderosa que influyeron mucho en mí. Ahí me hice un intelectual y un marxista. Cuando regresé a Cuba en 1948 me inserté en el Partido Comunista y desde entonces no he dejado de militar en él.

 

¿Y la sociedad Nuestro tiempo?


La sociedad Nuestro Tiempo también fue fundamental para mí pues me puso en contacto con la mayoría de los más relevantes intelectuales cubanos. Surgió antes del golpe de Batista el 10 de marzo de 1952 y se convirtió en un fuerte de oposición a la dictadura.

 

Nuestro Tiempo fue como la antesala de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba por su estructura similar. En la sección de cine estábamos Santiago Álvarez, Julio García Espinosa, Jorge Haydú, Alfredo Guevara, Tomás Gutiérrez Alea y yo. De ahí surgió El Mégano que se proyectó sólo una vez porque el Buró de Represión Anticomunista (BRAC) lo prohibió y ocultó la copia.  Después lo rescatamos los primeros días de enero de 1959.

 

En Nuestro Tiempo estuvo la semilla de lo que fuimos después cada uno de nosotros.

 

José Martí ha sido un personaje recurrente en su obra, ¿por qué?


Martí es maravilloso, es una vocación para mí, es algo que llevo dentro muy fuerte desde hace años, aún cuando no lo conocía a fondo. Ha estado en mí como algo natural y que de alguna manera tenía que exteriorizar. Primero fue a través del cine y luego con la investigación y la literatura.

 

¿Y Maceo?, porque también es una personalidad que usted llevó al cine con Baraguá.


Lo que yo siento es una afición total por la historia. Mi vocación por Maceo no es ajena  a la que tengo por Martí.

Cuando regresé de Harvard trabajé con Emilio Roig de Leuchsenring y descubrí el libro “Cartas y documentos de Antonio Maceo”, que reúne todo lo que él escribió, por lo que me familiaricé mucho con su personalidad y con la Guerra de los 10 Años. Entonces, mucho tiempo después hice Baraguá.

 

Recuerdo que hace tiempo le pregunté a Massip si volvería a hacer cine. Creo que le hubiera gustado una última oportunidad, pero de todas formas su pasión estaba, desde hacía años, en las clases de Estética que impartía en el ISA y en sus investigaciones sobre el Apóstol.

 

“Martí me tiene tan fascinado como el cine, incluso tengo ideas para un libro sobre sus sueños.” Me pregunto yo qué otros sueños esperan a un combatiente como Massip.

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