Habanos y Cohíba en la cultura cubana

Habanos y Cohíba en la cultura cubana
Fecha de publicación: 
28 Febrero 2016
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Llena de orgullo a los cubanos saber que los puros habanos continúan  formando parte a nivel planetario de los ambientes más selectos y su imagen se asocia al glamour de estrellas de cine, personalidades destacadas, llámense empresarios, magnates o jefes de gobierno, debido a la excelencia de ese producto.

En tiempos en los cuales se advierte lo perjudicial que resulta el hábito de fumar para la salud y no se promueve de ninguna manera su práctica, por una responsabilidad moral, vale la pena tratar este tema fascinante desde otro punto de vista, a las puertas de un nuevo festival del Habano, en su versión XVIII del 2016.

Y aunque unas mil y una leyendas e interesantes relatos existen en la documentación de la historia del tabaco en Cuba, los hechos reales son igual de seductores porque forman parte del patrimonio tangible y espiritual de esta nación, vigente hoy.

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Un mundo que evolucionó y se actualizó, lógicamente, partiendo de saberes de antaño. Pero aun permanecen las hermosas vegas y las fábricas. Nuevos hombres y mujeres trabajan allí, de sol a sol o primorosamente, y pueden estar al alcance de cualquiera para verlos y entablar diálogos.

Para los nacidos en la Isla la producción de tabacos –así se le llama en esta tierra-, puros o habanos forma parte de la cultura nacional, como también lo es la obtención de azúcar de caña o café, productos agrícolas fomentados desde los años de la colonia.

Todos tuvieron una gran importancia en el avance del país, bajo los dictados de la metrópoli española,  y tuvieron su mayor esplendor en distintas etapas o ciclos del siglo XIX. Aunque coexistieron junto a otros renglones formadores del entramado económico, incluido el siglo XX y hasta los días corrientes.

Su decisiva influencia en la formación de la identidad nacional, la creación de modos de vida y el desarrollo socio-económico en general, está fuera de dudas a estas alturas.

De los tres productos citados, el tabaco es el único que mantiene hoy día su reinado, forjado en buena parte por la singularidad de ese producto sin igual en el mundo.

De manera que los puros cubanos no solo son emblema de lujo o refinamiento, sino del esfuerzo y trabajo de gente sencilla y sabia,  los productores nacionales, entre los cuales se encuentran los cosecheros del país y los tabaqueros de las fábricas elaboradoras, con una rica tradición y dominio técnico.

Tanto en las famosas Vegas de Vuelta Abajo, en Pinar del Río - las mejores de Cuba y el mundo-  hasta las legendarias fábricas de Cohíba, Partagás, H. Hupman, Montecristi, Romeo y Julieta y otros vitolas de élite, hasta los cultivadores menos conocidos y las entidades de menor fama, el oficio de veguero o tabaquero es muy respetado y apreciado. Todo el mundo piensa que donde hay tabaco cubano genuino, verdadero,  hay calidad fuera de serie.

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Son un gremio de gente humilde, carismática y noble. Los tabaqueros están signados por la tradición de sus antecesores, quienes a fines del siglo XIX se adhirieron a la causa de la independencia, incluso fuera de Cuba, en Tampa, Estados Unidos, cuando dieron su respaldo y contribución económica a la gesta organizada por el Apóstol José Martí.

Hoy el presente es promisorio.  En 2016 la marca Cohíba, hoy puntera de la élite de los puros cubanos, cumplirá 50 años. Fundada en 1966, pero lanzada al mundo alrededor de 1982, el Cohíba sorprendió al mundo, donde algunos pensaban que era imposible mejorar un artículo de placer tan perfecto.

Muchos expertos confesaron después que, sin embargo, el Cohíba aventajaba a los demás, sin desdorarlos, por supuesto.

Debe su nombre a un vocablo de los taínos, aborígenes que habitaban el archipiélago desde miles de años antes de 1492, tiempo de la llegada de Cristóbal Colón.

El ilustre viajero consignó en sus famosos apuntes haber visto a los nativos fumando lo que más tarde se conocería como tabaco. Por entonces los taínos lo llamaban algo así como Cohoba o Cohíba.

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Los productores de Cohíba, hoy en la media rueda con la fama intacta, afirman que es el único habano en el cual dos de los cinco tipos de hojas que se utilizan en su elaboración, seco y ligero, experimentan una tercera fermentación en barriles. Ese paso tan específico se plasma en una combinación de aroma y sabor que da sello único al puro.

Hoy hay varias versiones de esa marca, entre las que se distinguen la Clásica (1966), la vitola Siglo VI y la línea 1492.

Los amantes de este clásico y los demás productos habanos se darán citada nuevamente en la capital cubana, del 29 de febrero al 4 de marzo, en una nueva edición de un festival , en la que se dará un llamado de atención a la marca Hoyo de Monterrey,  con la aparición, con la vitola de la reserva Cosecha 2012, y de Cuava, de gran prestigio a 20 años de su presentación..

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