Leinier recupera la corona

De manera magistral, el Gran Maestro Leinier Domínguez recuperó el título de Campeón Nacional de ajedrez de Cuba, al dominar el torneo efectuado en Matanzas a modo relámpago, tanto por las partidas como por la forma de competencia, de eliminación directa, semejante al de las Copas del Mundo.

La única diferencia fue que en vez de comenzar con las partidas a tiempo normal, aquí se comenzaba ya como si fuera un desempate, en matches contra el tiempo, hasta llegar al Armaggedón, en caso de ser necesario.

Fue esa la fórmula que se encontró para que pudieran concurrir nuestros dos mejores trebejistas; Leinier y Lázaro Bruzón, y la aplaudimos desde el principio, porque le aporta calidad al certamen, cuida el Elo de ellos dos, y provoca también esa dosis extra de adrenalina porque los choques marcados por el Dios Cronos obligan a trabajar con mucha precisión y corregir lo más pronto posible los casi inevitables errores.

Además, ¿quién puede sentirse de verdad campeón de Cuba si no logra el pergamino con la presencia de ellos dos? Con eso no estoy demeritando para nada las coronas alcanzadas por Isam Ortiz en las más recientes ediciones, porque de entrada no fue su culpa, pero hasta él mismo se sentiría mucho mejor de haberlo logrado pasando por encima de alguno de los dos grandes del juego ciencia en la mayor de las Antillas.

Pudo darse una sorpresa de ese tipo, porque según el pareo inicial todo estaba previsto para que Leinier y Bruzón disputaran la final, pero el tunero cayó a las primeras de cambio, y no pudo ni siquiera disputar el tercer puesto, aunque Leinier sí impuso su maestría por el otro lado del organigrama, y remató con un balance de 1.5 puntos por 0.5 contra Yuniesky Quesada.

De esta manera, el ídolo de Güines iguala con Bruzón y el legendario Jesús Nogueiras como los máximos campeones cubanos, todos igualados ahora con cinco tronos.

No sé por qué hubo tan escasa divulgación a este torneo, pero las autoridades deben tomar nota de eso, quizás el único punto flojo de la lid, aunque demasiado importante como para obviarlo en próximas ediciones.