Lourdes Y. Gourriel: Mi familia me ha enseñado todo lo que sé

Un año antes de su nacimiento, en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata 1995, su padre (“reconocido como el hombre de los grandes momentos”) lideró a los bateadores con excelente average de 464. Para coincidencias Lourdes padre debutó en Series Nacionales con la edad actual de su benjamín y curiosamente, ese es el número que lleva el menor de los Gurriel en su dorsal.

Cuatro horas tuve que esperar para entrevistarlo. Antes, la lluvia quiso aguarle la fiesta. Lourdes Yunielski, se acordonó los spikes y caminó sereno al home play. Las dos veces que llegó a la segunda base impunemente se robó la antesala, ante la mirada atónita de nadie porque todos en el estadio (incluidos cátcher y pitcher) sabíamos que de él se puede esperar siempre cualquier cosa. Como si fueran escasas sus habilidades a la ofensiva, sobresalió también aquel martes por la espectacularidad de sus fildeos indistintamente en la segunda almohadilla y en los jardines.

"Comencé a los 7 años, practicando el béisbol con mi padre y mis hermanos. Fueron ellos los primeros que me llevaron a un terreno de pelota. Hasta el día de hoy, gracias a Dios, han salido todos los resultados. Ellos me han enseñado todo lo que sé".

¿Qué reto impone llevar el apellido Gurriel?

Impone bastante, porque trazaron un camino complicado. En el caso de mi papá marcó números muy grandes y mis hermanos lo están haciendo igualmente muy bien. A veces parece demasiado, pero seguirlos con mucha dignidad sobre el terreno es la mayor meta que me trazo.

Mientras transcurre un partido, en todo momento estoy recibiendo sus consejos. A veces cuando se para el juego para que caliente un pitcher y en cualquier instante están encima de mí ayudándome desde el punto de vista táctico, señalándome que hice mal en el turno anterior. Soy realmente privilegiado de tenerlos tan cerca.

¿Qué puedes comentarnos sobre tu mamá?

Se llama Olga Lidia Castillo. Es difícil para ella lidiar con cuatro hombres amantes del béisbol. También ha sido uno de los motores impulsores de nuestras carreras e incluso de la de mi papá. Ella lleva en el béisbol más de la mitad de su vida, cada vez que le parecía que iba a acabar, nada, volvía a comenzar. En los terrenos de pelota ella es una aficionada más que igualmente sufre cuando perdemos y festeja cuando ganamos.

El salto a la primera categoría se produjo en la serie dorada, quizás en una suerte de premonición sobre el futuro desempeño de este orgulloso miembro del clan Gurriel.

Debuté siendo juvenil todavía, mi padre fue mi primer mánager en la categoría de mayores. Aunque no tuve mucha participación al año siguiente me sentí más cómodo en el diamante. Eso fue en mi natal Sancti Spíritus.

Trato de sorprenderlo, ¡cómo si eso fuera posible! Sonriente, con su gorra de revés y unos audífonos en los hombros, acepta mi pregunta-trampa.

¿Cuáles serían tus principales influencias?

Sin dudas mis hermanos y ninguno más que otro. De cualquier forma siempre he pensado que aunque muchas personas te apoyen en algo, de uno tiene que partir la voluntad de hacer las cosas bien y cada día mejor. El resultado sale cuando en serio te lo propones. Desde niño yo quería que coincidiéramos los tres en un line up pero por la diferencia de edad eso no siempre fue posible. Me he preparado para que mi actuación no se enmarque en si están a mi lado y lo digo porque nunca puedes ser absolutamente dependiente de otra persona. Recientemente eso me pasó en Holanda y en Colombia, las cosas me salieron bastante bien. En Rotterdam llegué a ser MVP.

Industriales

Fue un salto complicado. Sancti Spíritus es también un equipo con nivel, donde yo había comenzado a crecer bien, sin dificultades… pero Industriales tiene algo que no tiene ningún otro conjunto. Todos los aficionados están pendientes de sus actuaciones, la mitad en contra y a lo mejor la otra mitad a favor. Todos los amantes del béisbol quieren tener algo que ver con los Leones, siempre hay alguna cosa que decir de ellos. Jugar en un estadio como el Latinoamericano es siempre difícil, muchos aficionados están al tanto de que pierdan. Algo muy bueno es que Industriales, desde el juego uno, sale a darlo todo al terreno de pelota.

¿Y jugar contra Sancti Spíritus?

Allá en el Huelga eso sucedió por primera vez en esta serie. Fue bastante acalorado, recuerdo que en mi primer turno al bate no sabía si iban a aplaudirme o a gritarme. Luego resultó muy bueno, como si siempre hubiéramos estado ahí, con los atletas todo sigue normal  porque al final, contrario a lo que piensan muchos, seguimos siendo excelentes compañeros.

¿Cuál es la posición que más te gusta?

La de short stop, pero si me preguntas lo que prefiero, estar en el campo, eso es lo principal. Gracias a esa versatilidad que tengo puedo cumplir varias funciones, lo que no soporto es ver el juego desde el banco, aunque a veces uno necesita “bancoterapia”. Me gusta jugar siempre al 100%.

¿Qué pitcher se te hace más difícil?

Respeto mucho a todos los pitchers. Hay que ser muy valiente para pararse en la lomita y tirar al plato, sin importar que el juego esté empatado o a tu favor. De todos, creo que Jonder Martínez es el que más complicado se me hace, tiene mucha experiencia y un gran repertorio de lanzamientos, es complicado saber lo que te va a tirar.

Eres un excelente robador de bases

Depende de mucha habilidad, miro muchos partidos, voy aprendiendo y cogiendo trampas. Es algo que se me hace fácil y le da mucha espectacularidad al juego, no me mandan nunca, me dan esa confianza para tomarle el tiempo al pitcher. Me robé la tercera dos veces hoy, en Holanda también lo hice. No tengo temor de hacerlo en ninguna liga.

¿Qué haces en tu tiempo libre?

Bueno, mi tiempo libre es cortísimo. Nosotros nos pasamos el mayor tiempo fuera de la casa, casi más de la mitad del año, un día a la semana es lo que te queda para estar con la familia y los amigos.

Porque a los 20 años ya este joven está dando mucho que hablar entre fanáticos y especialistas, por repetida pude no haberle hecho esta última pregunta.

Tengo un reto difícil, me queda mucho por aprender y todo debe partir del deseo de superarse, de escuchar a los que saben. Yo nunca pensé en estos resultados pero me queda muchísimo por entrenar y aunque pude cumplir el sueño de estar en el equipo grande también quisiera jugar en cualquier otra liga del mundo.