Dopaje y Atletismo: La historia continúa

Dopaje y Atletismo: La historia continúa
Fecha de publicación: 
14 Enero 2016
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Como una historia que parece destinada a no tener fin continúa sumando capítulos la crisis de dopaje que ha calado al atletismo mundial y todavía produce más interrogantes que respuestas.

A solo horas de que la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) presente en Múnich, Alemania, la segunda parte de su informe sobre el “terremoto” que en noviembre colocó a Rusia en el centro del colimador, ya comenzaron a “filtrarse” algunos adelantos.

Por ejemplo la agencia AP publicó extractos del nuevo documento, que asegura que la corrupción es un mal enraizado en la Federación Internacional de Asociaciones de Atletismo (IAAF) y no un caso aislado como algunos pretenden proyectar.

De acuerdo con esa fuente el texto en cuestión constará de 89 páginas redactadas por la comisión independiente designada por la AMA con el liderazgo de Richard Pound, y develará informaciones ocultas desde el 2009.

Según el reporte de AP en ese año ya se sabía del dopaje sistemático en el campo y pista ruso, aunque tales datos sospechosos no vieron la luz.

Vale recordar que como resultado del primer informe del referido organismo la federación rusa fue suspendida, sus atletas quedaron excluidos de los próximos Juegos Olímpicos y al país le fueron retiradas sedes de eventos mundiales previstos para la actual temporada.

También terminaron imputados el expresidente de la IAAF Lamine Diack y otros funcionarios de ese organismo, al tiempo que la sombra de la corrupción llegó a Kenia y expertos adelantan que otras naciones ocuparán espacios en la palestra.

Lo cierto es que se trata de la peor crisis enfrentada por una IAAF liderada desde septiembre por el británico Sebastian Coe, sin que nadie pueda vaticinar cuán dañada quedará la imagen del rey de los deportes.

En medio de ese panorama se regó como un polvorín la propuesta de la federación británica (UKA) de borrar los récords universales que no sean “creíbles”, una petición contenida en su Manifiesto por un atletismo limpio.

Su titular Ed Warner propone revisar los registros del orbe y eliminar los que sean considerados “sospechosos”, pero ello pone a las claras una gran contradicción: ¿Cuáles serán los parámetros para determinar su credibilidad?

Las opiniones son tantas como diferentes, pero todas dejan la misma incógnita y llegan repletas de ejemplos.

¿Son “falsos” los 1:53.28 minutos con que la checa Jarmila Kratochvilova es recordista de los 800 metros desde 1983?

¿O los 10.49 segundos (100 metros) y 21.34 (200) con que la estadounidense Florence Griffith Joyner inscribió su nombre en los libros desde 1988?

¿Se atreverá alguien a poner en duda los registros de la pertiguista rusa Yelena Isinbayeba, quien nunca dio positiva y ni siquiera integró nóminas de sospechosos?

Pero por sobre todo el gran dilema sigue siendo ¿desde qué óptica asignar o no la etiqueta de “creíble”?.

Los enfoques revisionistas nunca condujeron a buen recaudo, y lo importante será restablecer el prestigio de la IAAF, poniendo en su lugar a los tramposos sin generar dudas sobre el honor de quienes lograron sus hazañas sin engaños.

 

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