Bolivia: Bayonetas apuntan a Evo

Bolivia: Bayonetas apuntan a Evo
Fecha de publicación: 
3 Enero 2016
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Envalentonado por éxitos que presumo pasajeros, al lograr sus representantes la presidencia en Argentina, la mayoría parlamentaria en Venezuela y mantener la ofensiva en Brasil, el imperialismo intensifica las presiones contrarrevolucionaras en Bolivia, que, aunque derrotadas en anteriores ocasiones, hoy apuesta por dividir el bloque que apoya a Evo Morales, el primer presidente indígena en el continente.

Empero, la tarea para el Imperio y sus lacayos locales no les es nada fácil, y temen que su permanencia presidencial siga horadando sus intereses y perpetúe los de la nación.

Y es que, Evo Morales ha ganando con creces el derecho a la reelección pues pocos presidentes en la historia han cumplido como él sus promesas, hecho tanto en tan poco tiempo por sus pueblos y derrotado con igual valentía los embates imperialistas.

No es casual que los principales movimientos y organizaciones sociales del Estado Plurinacional de Bolivia acordaran su repostulación junto a su capaz vicepresidente Álvaro García Linera. Para ello, propusieron a la Asamblea Legislativa –y esta acordó- una reforma constitucional que será consultada a los electores en referendo, el 21 de febrero próximo.

En caso de ser aprobada, el líder boliviano contendería por un tercer mandado que concluirá en el 2025, fecha en que la Agenda Patriótica se propone la erradicación de la pobreza extrema y la universalización de los servicios públicos.

Morales ganó los comicios para su primera gestión del 2006 al 2010 con 54% de los votos, fue reelegido con 64% para el período 2010-2015 y obtuvo 61% para la gestión 2015-2020.

La oposición afirma que el gobernante forzó el tercer mandato, pues la actual Constitución boliviana, aprobada en el 2009 con su apoyo, solo admite una reelección consecutiva, pero el Tribunal Constitucional resolvió que la primera gestión de Morales comenzó en el 2010, desestimando el período previo (2006-2010) porque estaba vigente la anterior Carta Magna.

Recordatorio

De todas maneras, es un gobierno con el primer presidente indígena, quien tiene indiscutiblemente un enorme respaldo y genera por mucho aquellas ideas revolucionarias incipientes del 10 de marzo de 1952, cuando los mineros depusieron a un régimen proimperialista, el mismo día que otro asumía en Cuba mediante un golpe de Estado militar.

Pero el proceso revolucionario fue frustrado en Bolivia por una exigua minoría opulenta, que privatizó a precios de remate las empresas públicas creadas por la revolución, en cumplimiento de las directivas de Washington, mediante disposiciones anticonstitucionales y escandalosos negocios armados entre la oligarquía y las transnacionales.

Recuerda el especialista cubano Ángel Guerra que solo el presidente neoliberal Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-97; 2002-03) hizo una fortuna superior a los 250 millones de dólares a expensas de las privatizaciones, el desempleo ocasionado por estas a decenas de miles de trabajadores, la entrega de los recursos naturales y la soberanía nacional y la sangrienta represión contra los movimientos que rechazaban estas políticas.

Sánchez de Lozada y su sucesor fueron derrocados por rebeliones de los pueblos indios e interculturales, que en el 2005 lograron alzar a la presidencia a uno de los suyos, el aymará Evo Morales, con un alud de votos. Entonces se inició la profunda trasformación social que vive hoy Bolivia, desafiando los ataques de la oligarquía y del imperialismo.

Evo convocó a la Asamblea Constituyente, que permitió proclamar la nueva Constitución y el nacimiento del Estado Plurinacional de Bolivia y, con esa arma jurídica, logró el rescate de los recursos naturales, además de erradicar el analfabetismo, hacer crecer su economía a un promedio anual de cerca del 5%, sextuplicar sus reservas internacionales de divisas y duplicar el Producto Interno Bruto por habitante.

Extendió considerablemente los servicios de salud a millones que no los recibían, abrió miles de escuelas y fortaleció la solidaridad y la integración regional.

Por eso no es fortuito que el gobierno de Bush hiciera todo lo posible por impedir la llegada de Evo a la presidencia, ni que Washington, también con Obama, haya mantenido una persistente política subversiva para derrocarlo, al extremo de que el estado mayor de la contrarrevolución llegó a radicar en la embajada de Estados Unidos en La Paz.

Ahora la táctica es tratar de socavar la confianza en el principal bloque político que apoya a Evo, el Movimiento al Socialismo, con el fin de minar la confianza hacia sus más cercanos colaboradores. Para ello cuenta con pare de una prensa que mantiene bajo su control y dirigentes regionales que pretenden dividir al país.

Personalmente, pienso que en el caso boliviano, esto no puede triunfar, porque, tras nueve años de gestión, el gobierno sigue pensando en nuevas políticas sociales que mejoren las condiciones de vida del pueblo boliviano en miras de un desarrollo conjunto.

 
En ese marco, el Ejecutivo tiene como meta reducir la extrema pobreza de 18% a unos 7%, objetivo que puede cumplirse hasta el 2020, además de disminuir lía población aun vulnerable -un 32%-, que es hacia donde el imperialismo enfoca la desinformación.

Pero es muy difícil que la contrarrevolución pueda avanzar, porque hay un hecho sostenido de cambio que mejora las condiciones del área rural, así como de las condiciones de vida en la urbana, luego que movimientos sociales y sindicales ayudaran a romper el esquema neoliberal de explotación para dar cabida al nuevo sistema económico vigente en el Estado Plurinacional.

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