Bailando con Margot llenó los cines de La Habana

Bailando con Margot llenó los cines de La Habana
Fecha de publicación: 
14 Diciembre 2015
0
Imagen principal: 

“Bailando con Margot” ha sido una de las películas cubanas que en este 37 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano más salas ha llenado. Los habaneros y demás asistentes al evento han acudido en masas a cada una de sus presentaciones y muchos más han quedado fuera de la luneta por exceso de capacidad.

 

El filme debut del conocido realizador de videos clip Arturo Santana aspiró al Coral por Mejor Ópera Prima en este festival que ya concluye.

 

Desde que los medios comenzaron a hablar de la cinta, mientras se filmaba, esta se advertía bastante ambiciosa, pues en un mismo filme se unían diversos géneros o estilos del séptimo arte, como el cine negro, deportivo, musical, y hasta guiños al cine silente.

 

No es habitual encontrar en la filmografía cubana de los últimos tiempos una historia de robos y detectives. Arturo Santana se propuso un trabajo original y logró una película correcta, con una notable dirección de arte (se trata de un filme de varias épocas en la primera mitad del siglo XX, bien recreadas) y una visualidad admirable con los colores propios de La Habana y de las situaciones que relata; si bien el argumento pretende más de lo que el espectador se lleva consigo.

 

A partir del robo de un cuadro en una mansión habanera, un detective (Edwin Fernández) amante del deporte y las apuestas inicia una estrecha relación con Margot (Mirta Ibarra), la viuda dueña de la pintura birlada. “La niña de las cañas”, de Romañach, guarda un pasado triste para la anfitriona, a la que no le duele mucho haber perdido la obra, pero que sí quiere saber quién la estafó.

 

Rafa, el investigador privado, sospecha de todos alrededor de la viuda. Cada uno de sus empleados de mayor confianza esconde secretos que, quizás, pudieran tener relación con el robo. Un detalle importante en el ambiente de la mansión es la fecha. Todo acontece en las últimas horas del año 1958, en medio del pujante avance de las tropas rebeldes que derrotaron la tiranía de Batista.

 

Sin embargo el espectador no percibe del todo esa tensión que supone un filme de ladrones y detectives, de intrigas y revolución. Las conversaciones entre Rafa y Margot envuelven siempre una complicidad, una historia pasada que esta viuda, a pasar del dolor, no duda mucho en confesar.

 

Cada anécdota, cada episodio de su vida que ella cuenta al detective pudiera ser otra película. Santana encerró varias historias (teatrales, deportivas, de gánsters, de amor) en una. “Bailando con Margot” pudiera decirse que se divide en varios capítulos en los que se explica algunos porqués de la vida de esa viuda, cuya alegría es efímera, ya que no ha podido olvidar a su gran amor.

 

En esencia, estas “viñetas” dentro de la línea principal que es el robo del cuadro, intentan reflexionar sobre la vida y las oportunidades, sobre el amor y los riesgos de perder este.

 

Aunque más bien el robo se antoja a veces como un pretexto para contar la gran historia que es el amor entre Margot y su difunto esposo Esteban.

 

Quizás lo que no permite que el filme se sienta “redondo” está en la exigua fuerza de los diálogos y algunos comportamientos de los personajes… falta drama. Son precisamente los personajes quienes en sus parlamentos proporcionan fácilmente el mensaje de la película. Pero sabemos que un espectador activo prefiere llevarse la idea de forma implícita, más sutil, no quiere que se la regalen.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.