Defender el poder del pueblo, para asumir el ejercicio del poder del pueblo en Venezuela

Los enfoques de campaña consiguieron invisibilizar los logros palpables del kirchnerismo y magnificaron sus errores e, incluso, presentaron como fracaso aquello que aún se hallaba en camino de realización. La presentación de Mauricio Macri como nuevo presidente de la República Argentina no pudo ser más clara en cuanto a sus intenciones de desestabilización de la alianza progresista latinoamericana. Su primer objetivo, desde luego, se halla en Venezuela. Ya en campaña estuvo en exhibiciones públicas con Tintori, la esposa del filogolpista Leopoldo López, debidamente condenado por un tribunal judicial, pero presentado como preso de conciencia por la aceitada maquinaria de los monopolios de la información.

El intelectual venezolano Luis Britto García ha señalado que, gane o pierda en las parlamentarias, la oposición se lanzará a su único recurso: la oleada de cortes viales terroristas y que, de obtener una victoria, la convertirían en un referendo para perpetrar lo que ya se consiguió en Paraguay: un golpe de estado parlamentario. La victoria del Gran Polo Patriótico pondría, sin embargo, resistencia a este segundo punto, evitando el siempre posible avance del golpe de estado. También así lo señala Britto García cuando acude a ejemplos de la historia para analogarlos con los casos de su país en la revolución.

Para el pueblo venezolano será de vida o muerte cerrar filas con quienes representan el poder del pueblo, aun cuando no todos los candidatos pudieran responder cabalmente a esa condición. La lista de representación de los candidatos de la Patria, es, sin embargo, el bastión que protege la persistencia del poder del pueblo. Se trata de una jornada por el voto unido, más allá de las diferencias que puedan existir, como suele ocurrir entre seres humanos, sobre todo luego de un largo periodo de asedio económico y cerco mediático en una democracia tan abierta a la opinión diversa como la de la República Bolivariana de Venezuela. Y sobre todo luego de las manifestaciones de incapacidad y corrupción que se han generado en las filas de la burocracia institucional chavista, y que no por gusto tanto se han magnificado por parte de los monopolios de la información.

Pero de ningún modo el poder del pueblo vendrá del clientelismo injerencista de la derecha opositora, que ha demostrado no estar dispuesta a ejercer nada de democracia una vez que se apropie del poder político. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha anunciado una radicalización del proceso revolucionario luego del triunfo del 6-D, lo que se vislumbra como una importante intención de que se asuma, desde la institución transformadora y revolucionaria, el poder del pueblo, y no a la inversa. Así, al defender en las parlamentarias venideras ese ejercicio simbólico poder del pueblo, se asume la posibilidad concreta de radicalizar el ejercicio cotidiano del poder del pueblo que la burocracia estanca, aunque esa burocracia se nombre socialista y obrera.