Florida: Tiroteos en su “pequeña Habana”

Tradicional impulsor de campañas ultraderechistas de origen cubano contra la isla, ahora es golpeado por frecuentes agresiones contra sus habitantes.

Vale recordar las movilizaciones automovilísticas organizadas por tal sector, así como los grotescos improperios lanzados desde las calles contra la Revolución cubana.

También sus violentos “mítines de repudio” hacia todos los que se apartaran una pulgada del discurso impuesto allá por sus dinosaurios.   

Es allí donde el primitivismo no ha dejado de avanzar en un territorio que sintetiza la decadencia de un sistema de vida.  

Su actualidad quedó resumida este martes en un titular del Nuevo Herald que dice: “Dramática balacera estremece a La Pequeña Habana”.

Luego su texto explica que dos hombres se enfrentaron a tiros la tarde del lunes en el Riverside Park, frente a la escuela primaria Ada Merritt.

Agrega que al estallar los disparos, varias familias se encontraban en el parque, una liga juvenil jugaba futbol y un grupo de hombres jugaba basketball.

Una reportera del Herald, Brenda Medina, comentó que se trata de un lugar en el que juegan decenas de niños y adultos, “convertido en un campo de batalla”.

Amplió la información de lo sucedido al escribir que los hechos estallaron después de las seis y treinta de la tarde, así como que no reportaron heridos.

También escribió que uno de los hombres enfrentados a tiros estaba armado con un rifle semiautomático y el otro con un revólver.

Entrevistados por la prensa, varios vecinos aseguraron haber oído “más de 20 disparos”, así como que vieron correr a hombres, mujeres y niños.

Ellos, dijeron, llegaron a tirarse en el suelo para protegerse de la balacera, que duró varios minutos.

Según testigos, un hombre disparó varias veces al aire con un arma larga y otro le respondió  con una pistola.

Luego, añadió la reportera Medina, “hubo un fuego cruzado”, los hombres se subieron a sus autos y se alejaron del área.

“Eso era como una guerra”, dijo Tedy Soler, las balas sonaban contra la verja de alambre del parque, ‘clin, clin, clin’, sentía las balas “pasándome cerca, zzzzz, zzzzz”.

Dos balas entraron por el parabrisas del auto de Soler y perforaron el asiento del pasajero y el asiento del conductor, a la altura de los hombros.

Sin embargo, el jefe de la Policía de Miami, Rodolfo Llanes, advirtió que se opone a establecer vigilancia durante las 24 horas.

 
El martes varios vecinos que estaban cerca del parque dieron sus testimonios al Nuevo Herald, pero se negaron a brindar sus nombres “porque sienten temor”.

Ellos, afirmó la reportera Medina, se quejaron de la actividad delictiva en el área y de los frecuentes actos violentos, “desde tiroteos hasta puñaladas”.

Una mujer hondureña citada por el diario afirmó: “Nosotros venimos de nuestro país huyendo de la violencia y estas cosas, y las encontramos aquí”.

¿Dónde? En el territorio que un día la extrema derecha de origen cubano bautizó, a su manera, con el nombre de la Pequeña Habana.

Desde entonces arrastró una  historia colmada de ilusiones y desengaños, hasta virtualmente finalizar como un triste y achacoso museo del fracaso.