Cuba-Estados Unidos: Canastas de aproximación

Cuba-Estados Unidos: Canastas de aproximación
Fecha de publicación: 
1 Octubre 2015
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Arkansas, un estado eminentemente agrícola de los Estados Unidos, al cual Cuba le compra anualmente desde el 2002 alimentos por un monto de 35 millones de dólares.

Pero en definitiva, esa no es la esencia. El rostro sonriente de Asa Hutchinson, gobernador de dicho estado norteño, aún está grabado en mi mente. Es más, confieso que su positivismo respecto al acercamiento por medio del deporte entre nuestros pueblos fue lo que me motivó a escribir estas líneas.

La diplomacia vestida de negro, curiosidad y balón Spalding. Tercera acción entre encestes si se quiere, aún cuando Hutchinson no haya hecho ningún pronunciamiento eminentemente político durante su estancia en el Coliseo de la Ciudad Deportiva, como parte de un partido disputado ante el elenco varonil de Capitalinos.

“Estoy aquí porque amo los deportes. No soy muy bueno, pero considero su práctica esencial para la salud. Es un honor compartir con estos excelentes jugadores cubanos”.

Llegó ávido de saber, interrogó al presidente de la Federación Cubana Ruperto Herrera, vestía camisa de mangas largas, sonrió con las anécdotas de Munich 1972, habló de Tom Mc Millan, exjugador de la NBA, su amigo personal, y quien también estuvo en Munich, en aquella escuadra estadunidense que controversialmente perdió en la final ante la ex Unión Soviética 50-51.

De vuelta a las esencias, a sus 64 años y apasionado de la disciplina de los encestes, Hutchinson elogió el proceso de normalización en las relaciones entre ambos países, y se acompañó en el tabloncillo de Mike Preston, jefe la Comisión de Desarrollo Económico, además de Reinier Castillo, Reinier Muñiz, Eduardo Valiente, Ángel Rey Álvarez y Héctor Martinto, miembros del elenco giraldillo cedidos para completar un quinteto que en definitiva emergió airoso en la confrontación amistosa 33-23.

Emocionado por intercambiar con Ruperto, exaltado recientemente al Salón de la Fama de la FIBA junto al mítico Michael Jordan, y miembro de la escuadra olímpica que se agenció bronce en los Juegos Olímpicos de Munich 1972, Hutchinson, quien practica el deporte ráfaga todos los viernes en Arkansas, expresó:

“Me he sentido como en casa, debería quedarme más tiempo porque sé que en Cuba se trabaja muy fuerte para desarrollar este deporte y otros como el béisbol y el boxeo. Hoy he jugado fuerte, podré decirle a mi nieto de seis años que es bueno, pero no tanto como el abuelo. Amamos la competición fraternal y agradezco a la diplomacia esta oportunidad. Confío en el futuro poder extenderle invitaciones a baloncestistas cubanos para confrontar en Arkansas…”

Primer acto

Cuando en el año 1999 el elenco de béisbol de los Orioles de Baltimore, perteneciente a la Major Baseball League, pisó la grama del estadio Latinoamericano y celebró un partido de confrontación vs. el equipo Cuba, muchos quedaron anonadados.

El 17 de diciembre del 2014 marcó un hito en la historia -fecha en que ambas naciones decidieron iniciar un proceso hacia el restablecimiento de relaciones diplomáticas-, con alocuciones de los presidentes Raúl Castro y Barack Obama.

Tras ese contundente suceso y 15 años después de los Orioles, se convirtió la National Basketball Association (NBA) en  la primera Liga profesional en tender ese puente, como parte de la Clínica de desarrollo organizado en La Habana. Otro hito, pues desde 1989, fecha en la cual la NBA y la FIBA normalizaron sus relaciones, se han desarrollado una decena de Campamentos como parte del proyecto NBA sin fronteras, y en ninguno de ellos se había tenido en cuenta a jugadores cubanos. De esta experiencia pionera salió beneficiado el novel pívot Abel Font, quien luego participó en el Campamento para las Américas celebrado en República Dominicana, y quien por esas coincidencias fortuitas, también vistió la casaca azul del Capitalinos frente a Hutchinson y compañía.

Entonces, en el mes de abril recuerdo que escribí:

Desembarcaron jugadores leyenda, de esos cuyas camisetas han soñado usar millones de amantes del baloncesto. Mutombo, embajador de la NBA, con sus 2.18 metros fue considerado una de las bestias negras de la zona pintada en la década de 1990: exaltado este año al Salón de la Fama, cuatro veces seleccionado el jugador defensivo del año, ocho veces nominado al Juego de las Estrellas, tres veces puntero en bloqueos y otras dos en rebotes, hazañas materializadas con los Denver Nuggets y los Atlanta Hawks.

Si bien no atesora ningún anillo de campeón, Nash (canadiense de 1.91 metros) comenzó a tejer su estela de asistencias mágicas, desarticulación de defensas rivales y encestes en 1996, cuando fue drafteado por los Phoenix Suns. Merecedor de la condición de más valioso en el Preolímpico FIBA Américas 2003 y en las temporadas 2005 y 2006 de la NBA, incluido en el Todos Estrellas en ocho ocasiones y ganador de la competencia de habilidades en 2005 y 2010, Nash es un mito para los armadores y escoltas de cualquier latitud.

Cierra el tridente de brillo la portuguesa Penicheiro (1.80), titular de la WNBA con las Sacramento Monarchs en 2005, cuatro veces integrante del Todos Estrellas y en siete clásicos líder en asistencias del certamen femenino estadounidense. Una defensa todo terreno…

Muestra rutilante de acercamiento, de esa capacidad de hermanar que poseen las disciplinas de conjunto y el deporte en sentido general.

Segundo acto

Puede parecer un dejavú. Abel Font también tuvo el privilegio de disputar, en teoría,  los tres choques  jugados en la propia Ciudad Deportiva ante el quinteto de Coastal Carolina University, de Carolina del Sur, porque ciertamente no vio muchos minutos sobre la duela.

Una armada que con 12 sonrisas y seis fracasos concluyó tercera en su división, la Big South del clásico de los encestes universitario estadounidense.

Frente a la preselección nacional doméstica, los norteños no pudieron hacer la cruz en ninguno de los tres desafíos, que culminaron con pizarras respectivas de 76-68, 96-72 y 93-86, quienes en el tercer desafío le dieron oxígeno a Rivero (34 cartones y 12 rebotes en dos apariciones), Oliva (23 y 11 asistencias) y Haití (19-9 capturas bajo el aro) para rotar al resto de la armada.

En el tercer desafío cargaron con la artillería los aleros Lisván Valdés y Yoanne Soria, con 21 unidades per cápita.

Los números ilustran, pero no constituyen en definitiva las claves de este panorama entre encestes. Tres momentos, un punto de partida, diversas manifestaciones de acercamiento que confío se sucederán, como lo fue la presencia del club de fútbol Cosmos neoyorquino, como se afilan los dientes los amantes de la pelota ante la posible visita de los Medias Rojas de Boston o cualquier otra franquicia de la MLB. Incluso ante la posibilidad de otros partidos de spring-training.

 
Definitivamente parafraseando a Hutchinson, “si no hay sangre no hay faltas”. Ambas naciones quieren jugar en el plano de la diplomacia en un ambiente limpio, como si de otro puente de hermanamiento entre encestes se tratase. El cuarto de muchos…

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