Laurel & Hardy: Un dúo dinámico

Laurel & Hardy: Un dúo dinámico
Fecha de publicación: 
9 Septiembre 2015
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La gente que trasciende no tiene una plena certeza de que lo está haciendo porque nadie se levanta una mañana y mientras estira los brazos se anima diciendo: “Hoy es el día, hoy voy a trascender”. Por lo bajito, más o menos sin mucho ruido uno sí concientiza el acto de dejar huellas, se sabe intrínsecamente cuando hay poesía y ejemplo en el trabajo individual.

 

Desconozco si algo parecido pasó con Stan Laurel y Oliver Hardy (el flaco y el gordo, respectivamente). Maestros del cine mudo, aunque habían nacido en distantes latitudes, en su destino estaba el conformar uno de los dúos más inolvidables de la historia del cine.

 

Aunque ahora ya no se hable tanto de ellos es innegable que cualquiera los reconoce a la distancia que supone también el arrollador paso, como de conga, de las nuevas tecnologías y de los actorazos que han hecho las delicias en la gran pantalla.

 

En la película muda The Lucky Dog (1918) se encontraron juntos en un fotograma, pese a que todavía no formaban dueto. Su primera película oficial como dúo cómico establecido fue The Second Hundred Years en junio de 1927, dirigida por Fred Guiol y supervisada por Leo McCarey, catalogado como padre fundador de la idea del dúo.

 

Una de sus más graciosas representaciones fue el cortometraje Their First Mistake. Tras una riña del Gordo con su esposa, este va corriendo a ver a su amigo Stan. Le cuenta que ella le recrimina porque pasa más tiempo con él. Laurel explica que deben tener un hijo para que entierren esas reyertas. En la siguiente escena aparece Hardy con un niño adoptado. Lo que sigue es una parodia clásica, un verdadero refinado humor del que ya no nos queda mucho.

 

Hardy: -¿Dónde vas?

 

Laurel: -A mi casa.

 

Hardy: -No puedes dejarme aquí solo con este bebé.

 

Laurel: -¿Por qué?

 

Hardy: -Eres tan responsable como yo.

 

Laurel: -¿Qué tengo que ver en esto?

 

Hardy: -¡¿Qué tienes que ver en esto?! Tú fuiste quien quiso que lo tuviera y ahora vas a abandonarme.

 

Laurel: -Yo no sé nada sobre bebés.

 

Hardy: -Debiste pensar en eso antes de que lo tuviéramos.

 
A los pocos minutos los roles se invierten y Hardy contempla, con una mezcla de sorpresa y espanto, cómo Laurel parece a punto de amamantar al bebé hasta que se abre el camisón y saca una mamadera. “¿Por qué la guardas ahí?”, pregunta Hardy, molesto pero aliviado. “Para mantenerla caliente”.

 

Laurel & Hardy nunca tuvieron una discusión. Por el contrario, el tiempo les proporcionó una relación personal tan armónica como la profesional, que se mantuvo hasta que la muerte de Hardy los separó.

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