Mil y una formas para el Amor

Mil y una formas para el Amor
Fecha de publicación: 
14 Febrero 2012
2

Son populares en San Valentín o Día de los Enamorados las flores, bombones, citas, cenas y una multitud de costumbres, reconocidas, en mayor o menor medida, en muchas culturas, todo envuelto en un aire de galanteo, cortejo y “flechazos”.

Pero a pesar del reconocimiento de estas prácticas, actualmente podría parecer que se ha perdido un poco la esencia de lo que fue años atrás todo el proceso previo al idilio y al noviazgo. Quizás es que ya no todos se encuentran enfocados en la eterna búsqueda del “amor verdadero”, al que a lo largo de los siglos le han rendido homenaje poetas, escritores, cantautores...

Es probable igualmente, que la causante de esta distancia o desamor, sea la dinámica en la que nos encontramos inmersos, especialmente las recientes generaciones, donde se evidencia no solo la pérdida de importantes valores, sino, también, de antiguos preceptos.

Aunque el amor sigue siendo el mismo, las maneras de expresarlo han variado con el paso de los años, se han sustituido lo que para nosotros actualmente constituyen prácticas retrogradas. De este modo, se perdió la tradición de pedir la mano de la novia a su familia por parte del pretendiente, los largos noviazgos, con el característico ir y venir constante de cartas de amor perfumadas, las bodas, las lunas de miel, y el “hasta que la muerte los separe”.

Algunas tal vez debían cambiar, como el matrimonio, que ya no tiene que ser ni necesario ni eterno, pues por razones propias de la evolución de la sociedad, ha sido ineludible el surgimiento del divorcio. Cada vez es más habitual que las personas convivan largo tiempo, incluso formen familias, sin ni siquiera pensar en la posibilidad de casarse.

Pero esto no debe ser la causa de la desaparición de otras formas de expresar el amor, ni tienen por qué morir las cartas secretas, los encuentros furtivos y los besos prohibidos, para los más románticos, como tampoco tiene que ser el fin para otras muestras amorosas.

Mucho más que un clic

Las dinámicas han cambiado para el amor, o al menos para las fuentes de su nacimiento, pues ya no es necesario tener un encuentro para que surja. Tampoco es imprescindible el amor a primera vista o el flechazo instantáneo de Cupido, ahora basta con el acceso a Internet.

Las tecnologías no solo han revolucionado las máquinas y herramientas, también lo han hecho respecto a las relaciones afectivas entre los seres humanos. De esta manera, a la distancia de un clic se encuentran las personas para poder relacionarse.

Las redes sociales son un eslabón fundamental en este proceso, especialmente Facebook, donde se pueden tener miles de “amigos”, sin necesidad de verlos alguna vez. No es negativo el uso de estas, pues permiten el flujo de información global, y garantizan la creación de contactos, pero hay que revalorar su utilización. A veces por la vorágine y la falta de tiempo que tenemos, o por la comodidad de tener una computadora delante, mientras realizamos otras actividades en la casa, el trabajo o la escuela se sustituyen las visitas a amigos por el chatear con ellos.

Pasamos mucho tiempo junto a la pantalla relacionándonos sin saber, en ocasiones, ni siquiera con quienes lo hacemos. Estas redes pueden ayudarnos a sorprender a nuestra pareja o amigos con algún mensaje, a si estamos lejos de ellos comunicarnos, o para responder inmediatamente ante cualquier circunstancia, pero no pueden sustituir otras prácticas o ser utilizadas para llenar vacíos en nuestras vidas.

El Internet es también utilizado para encontrar parejas, pues muchos sitios de citas rápidas dan la posibilidad de concertar encuentros entre personas totalmente desconocidas. Incluso muchas, por estos medios, han encontrado viejas amistades, familiares lejanos, han conocido al amor de su vida y se han casado. Pero muchos peligros se esconden tras estas prácticas, algunas, producto precisamente de la falta de contacto directo entre las personas. 

Nos hemos tenido que adaptar, en esta nueva era digital en la que nos encontramos, a prescindir de recursos antes indispensables para conocer a alguien. Pues a pesar de lo mucho que se pueda decir en un intercambio electrónico a través de un Chat, ya no se puede saber con toda certeza si se nos dice la verdad, pues no contamos con la posibilidad de observar sus gestos, posturas y palabras. Antes eran los ojos las ventanas del alma, se decía que con solo mirar en ellos se podía saber si alguien nos mentía, pero ahora nos debemos conformar con las ventanas de Windows.

El amor en una reciente variante es también electrónico, pero no debemos dejar de recurrir a las otras muchas maneras que existen para mostrarlo. Por eso, en este Día del Amor mande a su pareja, amigo, o familia un correo, cuelgue un mensaje en su muro en Facebook, pero también envíele unas flores, una carta o una llamada.

 

 

 

Comentarios

Discrepo con usted porque no creo que el matrimonio "ya no tiene que ser ni necesario ni eterno"...Quizás para usted sea así, sin embargo, para otros el matrimonio es la cúspide de una relación... No creo que deba ser generalizar algo que parte desde su criterio, es más, creo que en la academia nos enseñan a los periodistas que no debemos generalizar lo particular...
Rosy, suena soberbio y fundamentalista vuestro comentario. No debería Ud. denostar la opinión de su colega Jessica, invocando a la "academia". En este artículo simplemente se está constatando una realidad: el matrimonio como "cúspide de una relación" hace rato que está en crisis: la gente convive sin casarse, se divorcian o permanecen solteros/as, fundan familias hetero u homoparentales, integran terceros a sus vidas, cada ves más relaciones surgen y terminan sin contrato alguno... eso no es "generalizar lo particular", es mirar la realidad sin preconceptos, ni prejuicios.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.