Perfiles parapanamericanos: Yunidis Castillo, la hija del viento

Perfiles parapanamericanos: Yunidis Castillo, la hija del viento
Fecha de publicación: 
31 Julio 2015
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Tiene ese carácter en extremo pausado. A veces pienso que entra en total contradicción con sus pasos de gacela, con su colocación felina en el bloque de arrancada, con esa magia para devorar como ninguna los 100, 200 o 400 metros. Nuevamente sobre sus hombros descansa la bandera, ahora con el objetivo de que de sus pinchos salga el brillo de la estrella solitaria en Toronto.

 

Se trata de Yunidis Castillo (6 de junio de 1987), nacida en el poblado de Boniato, Santiago de Cuba y quien nunca pensó a los ocho años cuando se inició en el atletismo bajo la tutela de Jorge Alberto Gonce que se convertiría en seis veces titular del orbe, otras cinco reina paralímpica y capaz de atesorar en la categoría T-46 de atletas discapacitados (amputada de un miembro, en este caso su brazo derecho) récords mundiales en 100 metros (11.95 segundos), el doble hectómetro (24.46) y la vuelta al óvalo (55.72).

 

Hoy, en el umbral de los V Juegos Parapanamericanos de Toronto, su tercera cruzada atlética de esta índole, Yunidis sacará una dosis extra de energía para vencer; la tendrá en cada zancada, al reaccionar ante el disparo del starter, repasando su técnica la noche previa a sus exámenes en 100 y 200 metros, pues los 400 no se convocaron ante la ausencia de quórum. Se trata de su hijo Gabriel, el mayor premio que le ha otorgado la vida.

 

Recuerdo que el ocho de marzo, apenas cuatro meses y medio después de haber dado a luz, ya carburaba al fondo del Estadio Panamericano. Me recibió con una sonrisa, de esas habituales ya entre nosotros, de las que caracterizan su condición de mujer cubana plena, pues además de su condición de extraclase en las pistas y en calidad de mamá, se desempeña como diputada en nuestro Parlamento.

 

Entonces, con un pañuelo en la cabeza, cuidando del salitre sus cabellos y presta a devorar los tramos largos de 300, 400 y 500 metros, al ser interrogada sobre Gabriel y su retorno me respondió:

 

Pudiera parecer apresurado este retorno por el poco tiempo que hace de mi maternidad, pero no. Ya dejé de amamantar a Gabriel y además cuento con el apoyo incondicional de mi mamá Elena Castillo Zayas y mi tía Edith, cruciales en la materialización de mi regreso. Al niño ahora le gusta el yogurt y solo se despierta cuando tiene hambre.”

 

Yunidis está consciente de que en este minuto los récords no constituirán el centro de su accionar. De hecho, apenas cuatro carreras oficiales exhibe en su hoja de servicio antes de probarse en la nación de la hoja de Maple. Eso sí, es la mejor de su categoría y sus rivales ya tienen el chip de contendiente en fase de alerta, amén de que aparezca anclada en la tercera posición del ranking del orbe en el hectómetro con los 12.87 segundos de Sao Paulo el 4 de julio último. Le anteceden en su categoría la estadounidense de 19 años Deja Young (12.26) y la sudafricana Anrune Liebenberg (12.77) aunque esta última no la perturbará en la mayor urbe canadiense.

 

En los 200, el panorama se perfila un poco más tenso: Yunidis registró 27.40 en Groseto, Italia, el pasado 14 de junio. Dicho crono la coloca quinta del escalafón, igualmente comandado por Young (25.08), Liebenberg (26.19), y las brasileñas Sheila finder (27.14) y Teresinha de Jesus Correia dos Santos (27.17).

 

De sus posibles rendimientos en Toronto puede que se derive con fuerza la posibilidad de contratarse o representar a un club a raíz de la nueva política del INDER. De hecho, existe el interés de varios, entre ellos el propio Caixa del gigante sudamericano. Sucede que un año y medio alejada pesa.

 

Cierro con la fe ilimitada en la casta de Yunidis, dibujo su regreso victorioso. Me despido con esta descripción que de Gabriel, su mayor presea, me hiciera meses atrás:

“Nació pesando 7.4 libras acá en La Habana. Luego decidí llevarlo a Santiago por el tema del sol, el calor, sabes que a los niños pequeños es recomendable pasearlos y que reciban la acción de los rayos solares. Además conoció y convivió con la mayor parte de la familia. A los dos meses regresamos para acá, para el apartamento, y no se me adaptaba al horario, parece que por el entorno un poco más sombrío. No fue hasta hace tres noches que me dejó dormir. Eso sí, entre tres y tres y media de la madrugada se despierta como un reloj, pidiendo su yogurt. Tanto es así que ya pesa casi 15 libras.

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