Driulis González: Tatuar la fama a fuerza de ippones

Driulis González: Tatuar la fama a fuerza de ippones
Fecha de publicación: 
15 Julio 2015
0
Imagen principal: 

 

Su presencia en el salón de la fama del judo no tiene ni un ápice de discusión. Hace poco me la encontré en el Cerro Pelado y no pude evitar imaginármela con su judogui, los pelos enhiestos la intranquilidad como divisa, sus rivales minimizadas…

 

El premio, casi siempre una cinta con una presea sobre su cuello, un abrazo al profe Veitía y una sonrisa.

 

Hoy Driulis González tiene un motivo adicional para regalarle a la vida otra sonrisa, dibujar su enésimo veredicto favorable. Como si de un ippon a la gloria se tratase.

 

Muchos recordarán los thriller que solía protagonizar con la española Isabel Fernández, la final olímpica de Atlanta 1996, la vendetta ibérica en Sydney 2000, su irrupción en el excelso entorno bajo los cinco aros en Barcelona 1992, cuando aún no había cumplido 19 años.

 

Y es que Driulis, desde 1987 o antes incluso, cuando se inició en los colchones de su natal Guantánamo, tuvo la estrella del éxito como guía. Irrumpió con 15 primaveras en el elenco nacional, luego de emerger como la campeona de Cuba más joven. Tal es su magnitud que en la historia del judo femenino solo la fenomenal japonesa Ryoko Tani (48 kg) le supera, con ocho metales del orbe y cinco en citas estivales.

 

Driulis es más que sólido palmarés, que kumis cual tornillos de banco, que técnica depurada, es cubana, expresión de la grandeza de nuestro movimiento deportivo, es madre… mujer en toda su dimensión.

 

Diáfana, accesible, nadie se imaginaría que una avalancha sobre el colchón se traduciría en un ser tan noble fuera de los tatamis.

 

Por estos días, y siempre diría yo, la escuadra femenina extraña alguien de su impronta, una yudoca a la cual apostarle todo. Sobre todo en tiempos donde los minerales, específicamente el oro, han decidido escasear. Ciertamente la súper completa Idalis Ortiz ha asumido desde Beijing 2008 ese rol de bujía, pero la estela de Driulis… de Guantánamo hasta cualquier rincón del planeta, es innegable.

 

Si alguien titubea baste preguntarle a la sudcoreana Jung Sun-Yonmg, la propia ibérica Fernández, o a cualquiera de sus sempiternas oponentes de los 56, 57 y 63 kilogramos, divisiones de peso que prestigió.
 

Un yuko en contra la privó de repetir en Sydney 2000 la hazaña de Atlanta. Ese o-uchi-gari adverso lo recordará siempre, aún cuando en la actualidad ella e Isabel se consideran entrañables amigas, pese a las distancias.

 

Beijing 2008 marcó su adiós competitivo. Antes se encargó de transitar por el podio de siete certámenes universales.

 

Rutilante, segura, con el azul, y el blanco como colores adheridos a su piel de judogui, con el tatami como hábitat natural, con la bandera como carta naútica.

 

El hall de la fama del judo le abre las puertas a una fuera de serie. ¡Enhorabuena!

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.