PERFIL: Alejandro, el Conquistador

PERFIL: Alejandro, el Conquistador
Fecha de publicación: 
24 Junio 2015
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Alejandro Falcón ya no es un Alejandro más en el universo. Y no es que los premios sean un indicador de su maestría, sino porque, de algún modo, su palmarés le catapulta a las listas de pianistas inolvidables en la escena musical cubana.

Desde siempre, yo he creído que quiénes dominan un instrumento también conocen secretos. Escondidos artilugios los de los músicos, tanto así que en los comienzos de los tiempos hasta los animales más fieros cedían ante la magia emergida de las notas.

 

Alejandro Falcón ya no es un Alejandro más en el universo. Y no es que los premios sean un indicador de su maestría sino porque, de algún modo, su palmarés le catapulta a las listas de pianistas inolvidables en la escena musical cubana.

 

La pasada edición de Cubadisco reservó para él un premio en la categoría ópera Prima por Claroscuro y otros dos lauros en Instrumental y Grabación, ambos por su álbum Cuba Now Danzón.

 

En la gala de premiaciones, tan sencillo como la pureza de sus melodías Falcón declaró a la prensa sentirse feliz por obtener el premio en música instrumental a pesar de su edad.

 

Aunque a veces parece injustificada en las palabras de Alejandro adivino que su modestia tiene que ver con el hecho de compartir nominación, en ese apartado, con monstruos del pentagrama nacional.

 

“Este galardón lo dedico a mis padres, que son mi vida, y gracias a ellos soy el hombre que soy; el músico que soy”.

 

Bueno que lo aclare Alejandro, uno no puede divorciarse de lo que está reservado que sea. Si eres músico, lo serás a pesar de ti, por todo el tiempo que dure tu vida.

 

El instrumentista expresó además su “agradecimiento eterno a todos los músicos que colaboraron con él: a Alexander Abreu, Mayito Rivera, Luna Manzanares, Michel Herrera, William Roblejo, Keysell Jiménez, Guillermo del Toro y cerca de 40 artistas que tuvieron que ver con el premio.

 

Son muchos agradecimientos, pero se queda corto por esta vez. Agradecidos hasta el cansancio nosotros, en condición de público todo el tiempo que duran sus conciertos.

 

Un aplauso es poco agasajo para quien puede, de las formas que solo los músicos conocen, llevarnos a lugares de calma toda vez que, imaginación mediante, viajamos a un pasado reciente donde quedamos completamente subyugados ante el poder que sale de las notas, ante el poderío de Alejandro, el conquistador.

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