Serie Mundial de Boxeo: Cinco asaltos para una pérdida de cetro

Serie Mundial de Boxeo: Cinco asaltos para una pérdida de cetro
Fecha de publicación: 
21 Junio 2015
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No hablamos de un elenco cualquiera. El boxeo kazajo se ha erigido como uno de los más escabrosos para la armada cubana, con expresiones de coronación mundialista en Almaty 2013, año de gracia.

Pero la derrota, tratándose del buque insigne del deporte cubano, siempre cuesta digerirla, máxime en una cita como la Serie Mundial y tras el sonado estreno triunfal de Arisnoide Despaigne en el circuito de la APB.

En el plano de lo inverosímil quedó entonces el desliz de Yosbany Veitía (52 kg), quien se presumía iniciara la senda del éxito para los nuestros, a tenor con su condición de invicto tanto en la cuarta Serie como en la presente campaña.

Así se inició el cartel definitivo en el National Tennis Center con un Olzhas Sattibayev que leyó cada movimiento de Veitía, conectó mejor, emergió como orquestador de intercambios y en consonancia selló su veredicto por triple 49-46 ante el púgil espirituano, alejado de su velocidad habitual y por ende, de su versatilidad acostumbrada.

La adrenalina, si bien no a los niveles de definición in extremis del cartel pionero se mantuvo luego de que el camaleón Lázaro Álvarez (60 kg) diera otra lección de su pedigrí a Meirbolat Toitov. De hecho el de Lázaro, constituyó el único veredicto para los antillanos con semejante certeza. No en vano sobre los hombros del pinareño pesa la condición de titular universal en dos categorías de peso diferentes.

Con el diapasón de  expectativas in crescendo dada la menor calidad de los anfitriones en las divisiones del C-2 tocaba el turno de Roniel Iglesias. Víctima del agotamiento el as de  Londres 2012, luego de comenzar a puro octanaje frente a Aslanbek Shymbergenov, con dos primeros asaltos convincentes, salvo para el canadiense Germain Tony quien votó unánimemente a favor del kazajo, sucumbió en los restantes tres. Disminución en la efectividad y rapidez de sus golpeos, movimientos “apesadumbrados” sobre el cuadrilátero fueron los argumentos para que los jueces decretaran el revés por 48-47, 48-47 y 50-45.

De poner una pizca de sueño y tensión en la pizarra global se encargaría Julio César La Cruz en los 81. Tampoco faltó esta vez su danzar osado y característico sobre el encerado.  Incluso resbaló y cayó al ring, pero por fortuna ese “pasillo” no fue provocado por Nurdaulet Sharmanov, quien al no emular el barómetro de calidad del agramontino titular del planeta no pudo evitar el desenlace adverso 46-49, 45-50 y 45-50.

Fuego cruzado de kazajos y casi la corona en su poder se antojaban los bocadillos del largometraje de dos jornadas. El sello lo puso el súper pesado Ivan Dychko sobre Yoandy Toirac, quien debutó en esta Serie Mundial en el cartel conclusivo.

Diferencia notable en talla y alcance, además de golpeo menos eficiente bastaron para el unánime 45-50 adverso sobre el capitalino.

Así, los Arlans de Astaná recuperaron su cetro de la versión 2013 y el sueño antillano de concretar la hazaña inédita de coronarse en dos versiones consecutivas de la justa quedó en solo eso: sueño. Por si fuera poco, se desdibujó otra presumible batalla campal entre espartanos y cosacos en el coliseo de Doha, el cual acogerá la versión mundialista del presente año, escenario en el cual una legión de la Mayor de las Antillas no logra hacerse del vellocino desde el 2005. pero antes, estará el termómetro previo continental de Toronto…

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