PANAMERICANOS- SI DE ANÉCDOTAS SE TRATA: Fortune, el infortunado

PANAMERICANOS- SI DE ANÉCDOTAS SE TRATA: Fortune, el infortunado
Fecha de publicación: 
11 Junio 2015
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Recordista mundial, el discóbolo norteamericano Fortune Gordien llega con paso firme a Helsinki, capital olímpica en 1952. Entendidos y aficionados le vaticinan la medalla de oro de su especialidad en estos XV Juegos. La prensa lo rodea de cantos, de frases propias de novelas, de demasiada poesía.

 

Como la realidad es mucho más que narración, poemas y coros, el favorito, a pesar de darse entero en la batalla, se ve superado por su coterráneo Sam Iness con un envío de 55.03 metros, nueva marca para el clásico. Incómodo, pero esperando el premio de plata por sus 52.66, anda Fortune. El infortunio será completo: el segundo puesto es para el italiano Adolfo Consolini (53.78) y otro estadounidense ancla en bronce: Jim Dillion (53.28).

 

El ítalo fue el as de Londres 1948 con lanzamiento de 52.78, nuevo récord olímpico (N.R.O.), seguido de su compatriota Giuseppe Tosi (51.78). Gordien, muy joven, terminó tercero (50.77).

 

A los Panamericanos iniciales, Buenos Aires 1951, Fortune no asiste. Uno, dos para un dúo de EE.UU.: James Fuchs (48.91), Richard Doyle (47.28). A continuación clasifica el argentino Elvio Porta con 44.93. En los segundos, Ciudad de México 1955, se bate y doble: vicecampeón con balazo de 15.98, solo superado por su coequipero Parry O’Brien (17.59), estrella olímpica con 17.41 (N.R.O.) en la lid de la ciudad inglesa. Lo será también en Melbourne 1956(18.57, N.R.O.) y todavía tendrá fuerzas para ser el subtitular de la prueba en Roma 1960(19.11) donde conquista la victoria Bill Nieder (EE.UU.) con 19.68 (N.R.O.).

 

El balista O’Brien mejorará once veces el récord mundial y será el primero en llegar a 18 y 19 metros. En la tercera liza continental vence (19.04) y se atreve a contender en disco: tercero con  51.84.En el lanzamiento del peso de Tokio 1964 ocupa el cuarto peldaño.   

 

Volvamos al estadio azteca. “Parry me reta va a competir en disco no puede vencerme ¡no…! Voy…” Esfuerzo grande a la altura de los pensamientos y del ensueño. Lanza y ¡por fin medallista dorado! Logra 53.10; su más fuerte adversario llega a 51.07.

 

Hacia la página de la gran cita albergada por Australia en 1956. ¿La suerte le echará el brazo por encima de los hombros a Fortune, que en cuatro ocasiones ha quebrado la plusmarca del planeta? Al combate. Son estatuas de carne y hueso, los anhelos más potentes que la musculatura, en una monótona sinfonía.

 

El ya veterano actúa, es su última oportunidad y… ¡buen disparo! Esos 54.81 pueden proporcionarle la corona. Consolini se hunde al sexto peldaño: 52.51. El estadounidense Des Koch tira…Se queda corto: 54.40, al tercer puesto. Le toca el turno a otro miembro de esa delegación, Al Oerter. El implemento vuela, llega lejos: 55.36, adiós a la cota del certamen, adiós a las ansias vencedoras de Fortune: debe contentarse con el premio plateado.

 

El triunfador se convertirá en uno de los mejores deportistas de todos los tiempos- ninguno como él con el disco- al imponerse después en los certámenes de Roma 1960, Tokio 1964 y México 1968.En su hoja de servicios cuenta con un título del continente en la lidia de 1959 efectuada en Chicago.   

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