Bolivia: Más al MAS

No importa que Evo Morales sea el presidente más popular y votado en el continente y su Movimiento al Socialismo gane una tras otra elecciones regionales y municipales, más o menos holgadamente. Al Presidente boliviano le interesa sobre todo la actitud y aptitud de cada integrante del MAS en la lucha contra la corrupción, cuidando de las demandas del pueblo y el rechazo al abuso del poder.

Así, Evo se dio a la tarea en estos meses de mejorar el quehacer de la agrupación de izquierda que ha sufrido ciertas injerencias del espionaje estadounidense, así como del fortalecimiento político en las pocas zonas donde la oposición, aun fragmentada, logró vencer en recientes comicios regionales.

Derrotadas las componendas y burlados los augurios catastróficos de la ultraderecha, Evo y el MAS dominan el panorama electoral, e incluso opositores que vencieron en La Paz —aprovechando inconsecuencias de los anteriores gobernantes oficialistas— se abstienen a atacar abiertamente al mandatario, e incluso indicaron su disposición a una colaboración conjunta.

Para el MAS es importante robustecerse revolucionariamente, cuando Bolivia ha sido reconocida en el mundo como triunfadora ante las superpotencias del neoliberalismo, incluidos los llamados Fondos Buitres, que aún acechan a Argentina.

Tan es así, que Naciones Unidas eligió a Bolivia para dirigir la nueva arquitectura financiera mundial, con lo cual reconoce la labor del país suramericano en el desarrollo sostenible de las naciones.

Pero no nos engañemos, porque aún se recuerdan las burlas y afrentas que ha tenido que padecer Evo Morales, como cuando cuatro países europeos (Portugal, Italia, España y Francia) prohibieron el 3 de julio del 2013 la escala del avión que lo conducía, mientras mentían al alegar problemas técnicos en sus aeropuertos.

Decía el estudioso argentino Rodolfo Araceli que la ultraderecha se mofa constantemente de él, llamándole «el indio ese», y rememoró como la cadena española COPE simuló una llamada con Morales, haciéndose pasar por Zapatero.

Pero peor fue lo del escritor peruano Mario Vargas Llosa, quien habló de un «racismo indígena», en tanto otros superficiales se reían de Evo porque visitaba a los mandatarios sin saco, con su pulóver multicolor.

Siempre la CIA

Aún fresca está la denuncia aparecida en Telesur en la que el dirigente informó que la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos y la derecha boliviana infiltraron al MAS, con el fin de provocar divisiones y pugnas internas entre sus militantes.

En una entrevista televisiva en un canal local, el jefe de Estado dijo que «hay presencia de la CIA dentro del MAS; como no pueden hacer golpe desde Estados Unidos (porque) el pueblo se levanta, como no pueden ganar democráticamente, entonces se infiltran y tratan de enfrentarnos».

Con estas declaraciones, el mandatario se refirió a los enfrentamientos dentro de su partido durante la selección de candidatos a los distintos cargos que se disputaron en las pasadas elecciones regionales.

En este sentido, criticó la actitud de varios correligionarios que desertaron por no ser escogidos para postularse, y aseguró que en su organización primó la democracia para la selección de candidatos. Evo subrayó que será rechazada y denunciada cualquier injerencia de la CIA, así como de la política que Estados Unidos quiere imponer a su gobierno.

En este contexto, se refirió a las condiciones que los embajadores de esa nación ponían para su relación con Cuba y Venezuela, y acotó que «cuando me reuní con el embajador de Estados Unidos, cuando presentó sus cartas credenciales, me dijo: No puede tener relaciones con Irán, con Cuba y Venezuela, y me enojé. Nosotros somos un país, una nación, un pueblo, y somos de una cultura de diálogo. Si pudiéramos, quisiéramos tener relaciones con todo el mundo».

Pero la estupidez de los entes mediáticos y de sus amos imperialistas ha sido respondida con un gobierno dirigido por un mandatario inteligente, que pone los recursos naturales al servicio del pueblo y exige a sus partidarios que asuman consecuentemente, sin tachas, las tareas que fortalecen aún más al Estado Plurinacional.