"Es una muestra palpable de que la cultura rusa, que tan bien conocen los hermanos cubanos, regresa a la isla", afirmó el embajador Mijail Kaminin. "Haremos todo lo posible porque ese regreso sea triunfante", aseguró.
Y ya está cumpliéndose su deseo. En la gala dedicada a Rusia, pudimos disfrutar del hermoso concierto de la artista emérita rusa Armine Sarkisyan, junto al carismático Pedrito Calvo y la Orquesta del Instituto Cubano de Radio y Televisión, demostrando que a la canción rusa y al bolero cubano los une un mismo sentimiento.
Triunfo palpable en los merecidos premios al Ministerio de Cultura ruso, al conservatorio Chaikovski y al disco "Otoño en San Petersburgo", del músico y productor Stas Namin.
Conocido además por su labor en el teatro y su obra fotográfica, Namin compartió con los cubanos sus "Puntos de apoyo", en una exposición que recrea el mundo contemporáneo.
"El sentido filosófico, que he intentado transmitir con mi exposición, es, por una parte, la lucha perpetua de los contrastes y por otra parte, las fuerzas, que están resistiendo a ella, es decir, los puntos de apoyo", expresó Namin.
"A través de sus fotos podemos constatar que los valores de los rusos y cubanos son los mismos, la misma visión del mundo y que enfrentamos de la misma maneras los retos q enfrenta la humanidad", aseveró el embajador Kaminin en la apertura.
En el caso de Stas, que coincidamos en muchos aspectos no es casualidad, sino un sentimiento sembrado en la infancia. Su abuelo, Anastas Mikoyan, fue un pilar de las relaciones entre la URSS y la llamada isla de la libertad en los lejanos y convulsos años 60 del pasado siglo.
Fotografías del álbum familiar y recuerdos personales compartió además el artista. Para el pequeño Stas, a sus diez años, Fidel Castro era un amigo de la familia.
"En 1962, Fidel visitó nuestra casa en Moscú. Nunca había visto la nieve, dijo. El abuelo explico que era tarde, que era ya primavera y no había nieve. Yo recordé que en el sótano había un lugar oscuro donde quedaba un poco de nieve, cogí una cazuela y la llené y se la llevé", recuerda más de 53 años después.
Y es que este regreso cultural ruso tiene profundas raíces históricas. No es casual que en los últimos tiempos se haya podido admirar nuevamente en este lado del mundo el arte ruso. Bien sea la música, el teatro, el ballet, el cine o el circo, cualquier manifestación tiene el aplauso garantizado aquí si viene de Rusia. No solo por la excelente calidad de sus propuestas, sino porque se trata mayormente de un público que creció con ellas, como algunos de sus más importantes referentes culturales.
Este regreso es también una apuesta de futuro, en que las nuevas generaciones de cubanos podrán conocer y disfrutar de este arte. Sin ir más lejos, en el año próximo abrirá sus puertas en La Habana una filial del Museo Estatal de San Petersburgo.
Con el reforzamiento de esos lazos culturales, podría parecer paradójico que en esta propia Feria Cubadisco, la Orquesta de Minnesota haya brillado en su regreso tras más de 70 años de ausencia. Pero en tiempos de deshielo y normalizaciones, es hora de dar la bienvenida a lo mejor del arte del mundo, venga de Rusia, Estados Unidos o cualquier otro rincón del mundo.
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