Nadie tiene derecho a olvidar a los soldados soviéticos

Nadie tiene derecho a olvidar a los soldados soviéticos
Fecha de publicación: 
8 Mayo 2015
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Tengo una buena amiga que me molestó mucho: con total ingenuidad celebró, de paso por Berlín, los 25 años de la caída del muro. Se obnubiló.  Los globos, los fuegos artificiales, la gran fiesta por ese cumpleaños sólo habla de lo bueno ¿y los extranjeros sacados de sus puestos de trabajo porque según los dueños no le pueden aumentar los salarios? ¿y la xenofobia, el racismo… también se merecen millones de globos tirados al aire?.

Otro amigo recién adquirido, con 16 años de vida en Alemania, un cubano triunfador en su carrera, me contó muchas cosas con un lenguaje tal, que me ofreció varias clases de economía política acerca de Europa, especialmente de su llamada locomotora financiera.

¿Por qué esta andanada? Porque el derrumbe del muro de Berlín fue la sepultura del sueño del socialismo europeo. Y sí, la propia existencia del muro fue un error, como lo es el levantado por Estados Unidos en México, en la tierra que los yanquis arrebataron a los aztecas, mayas y toltecas; por no hablar el muro contra los palestinos. Quienes me conocen saben que siempre he estado contra todos los muros, pero también por no olvidar la historia, al contrario deseo conocer cada vez más de ella.

Por eso sigo el aniversario setenta de la derrota del fascismo por el ejército ROJO, no por ese segundo frente aliado que  se abrió cuando occidente vio que los soviéticos SOLOS le podían ganar la guerra a los nazis.

Entonces ¡Qué buena la programación de la Cinemateca de Cuba!: Cuando vuelan las cigüeñas (Letiat zhuravly, 1957), de Mijaíl Kalatózov, con Tatiana Samoilova y la fotografía de Serguéi Urusevski abrió el ciclo el dos de mayo y se extenderá hasta el  miércoles 26 de este propio mes en la sala tres del Multicine Infanta.

Luciano Castillo, director de esa institución cinematográfica explicó que la muestra incluye “Tocando para sobrevivir (EE.UU., 1980), de Daniel Mann, Canción de esperanza (A Rózsa énekei, Hungría-Italia, 2011) de Andor Szilagyi, El diario de Anna Frank, la verdadera historia (The Diary of Anne Frank, Reino Unido-Checoslovaquia, 2009), de Jon Jones y Lídice (República Checa, 2012), de Petr Nikolaev y El mar al amanecer (La mer à l’aube, Francia-Alemania, 2012), de Volker Schlöndorff” poco vistos en Cuba. En  total 46 títulos conforman el ciclo, procedentes de la Unión Soviética, Polonia, Inglaterra, Francia, Italia, Alemania, Estados Unidos, Yugoslavia, Austria, República Checa, Japón y Hungría. Figuran filmes de creadores notorios como Serguéi Bondarchuk, Andrzej Wajda, Michael Powell.

 Otras cintas como Liberación, de Yuri Ozérov no están en la muestra de cine porque son muy conocidos, pero sí se transmiten por la televisión, específicamente por Cubavisión. A propósito,  no fueron anunciadas con tiempo en la cartelera, y un poco el televidente que busca lo  habitual, se encuentra, sin esperarlo, la proyección de la película de Ozerov, el gran fresco de la Segunda Guerra Mundial, filmado en cinco partes: El arco de Fuego,  La Ruptura, La dirección del Golpe Principal, La batalla por Berlín y  El último final. Una se entera del cambio de propuesta por los comentarios de Reynaldo Taladrid, que intentan actualizar el discurso fílmico por los cambios ocurridos desde 1990.

Osvobozhdenie, Liberación, se trata de una superproducción filmada por  la URSS  con la colaboración de la RDA  en la que la participaron tres mil soldados y 150 tanques. Durante 1969 y 1971 se escenificó  el choque  entre los tanques nazis Tiger I y ruso T-34. Ganaron, por suerte, los segundos como sucedió en la realidad.

Multivisión en su ciclo por los 70 años de la victoria sobre el fascismo, incluyó Uno, dos, iban los soldados, de 1976 de Leonid Bykov; una buena historia y mucho más cuando se tiene en cuenta su fecha de realización;Stalingrado, de  2013, de  Fyodor Bondarchuk, con una visión actual del heroísmo de aquella ciudad; Cuando vuelan las cigüeñas, de 1957, de Mikhail Kalatozov  , que consiguió la Palma de oro en Cannes en 1958; En la niebla,  una coproducción de Bielorusia-Alemania-Rusia-Holanda-Letonia/, del 2012 con la crueldad de la guerra como gran tema  y Ve y mira de Elem Klimov, filmada en 1985, que es un estremecedor filme en el que la guerra pasa ante los ojos de un niño.

Todo 2015 debe servir para celebrar los setenta años del triunfo sobre el fascismo, y no cansarse de explicar a los jóvenes lo que le costó al mundo, pero especialmente a la URSS, el experimento nazi, que si hubiera triunfado habría borrado del planeta no sólo a los judíos, sino a los negros, lisiados, sordos, mudos, enanos, gays, en fin todos los que no fueran arios por dentro y por fuera. Obama no viviría, por supuesto.

En el caso de la televisión también se han proyectado cápsulas  acerca de aquel hecho singular,  unas son mejores que otras pero lo absurdo hubiera sido que el nueve de mayo transitara como una fecha más.

Ojalá los terrícolas no pasen de nuevo por una amenaza global como fue la Alemania nazi. Y ¡¡¡ojalá!!! que padres y maestros aprovechen la exhibición de estas cintas con historias que han sido muy mal contadas por los aliados, empezando por supuesto por Washington.

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