China y Rusia: Mirándose en el espejo

China y Rusia: Mirándose en el espejo
Fecha de publicación: 
16 Mayo 2015
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Mientras Estados Unidos patalea en medio de una crisis económica nacida hace siete años, China y Rusia atemperan su producción en las actuales circunstancias, vencen obstáculos propios de un mundo donde aún predomina el neoliberalismo y hacen disminuir los efectos de sanciones como las que injusta e ilegalmente ha aplicado Occidente a Moscú.

Todo se desarrolla en un contexto en el que China y Rusia responden a Estados Unidos y sus aliados de Europa con el estrechamiento de lazos en los más importantes sectores, estando a punto de lograr una ampliación del acuerdo energético suscrito hace algunos años y que aseguraría un futuro desarrollo.

La oposición republicana, mayoritaria en el Congreso, acusa al presidente Barack Obama de ser débil ante Moscú y Beijing, pero no es cierto, porque el mandatario ha alentado el establecimiento de un sistema de antimisiles en Europa que es considerado por Rusia como una de sus dos principales amenazas (la otra es el Estado Islámico),  y se han reforzado las bases militares que cercan a China, complementado ahora con el aceleramiento del rearme japonés.

En todo este contexto, la India ha jugado un importante papel, al alejarse de la férula norteamericana y cooperar con China en la ayuda a la economía rusa, como ha sido la reciente ejecución de la compra por Nueva Delhi de 12 reactores nucleares a la firma rusa Rosatom, al mismo tiempo de la decisión china de producir helicópteros militares con Moscú.

“Si Rusia lo necesita les proporcionaremos la ayuda necesaria dentro de nuestra capacidad”, subrayó el gobierno chino, después de empezar a recibir sistemas de defensa S-400 y S-500, que blindan la defensa del país asiático. En tanto, Beijing ha desarrollado misiles capaces de destruir portaaviones y desafiar a la Marina estadounidense.

El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, en su más reciente visita a China, destacó que la cooperación militar entre ambos países alcanzó “un carácter estratégico”, e informó que ya han iniciado ejercicios navales conjuntos que seguirán en el curso de este año, tanto en el Pacífico como en el Mediterráneo.

Potencial ruso-chino

Algunos datos generales de este 2015 señalan el potencial geopolítico de estos dos países. Rusia es la nación más grande del mundo con 17 millones 075 400 kilómetros cuadrados y una población de 145,3 millones de habitantes con alto índice de desarrollo educacional humano y científico; un Producto Interno Bruto (PIB) de 1 953 555, el noveno mundial, y un promedio de crecimiento anual de 3% a 4%.

China, por su parte, cuenta con una extensión de 9 561 000 kilómetros cuadrados (el cuarto país más extenso del planeta); 1 340 millones de habitantes, el más poblado, y un PIB de 8 250 241, según el Fondo Monetario Internacional, segundo a nivel mundial, después de Estados Unidos.

Como indicamos al principio, ambas naciones han logrado evadir la crisis económica capitalista, con un comercio bilateral que aumentará a 100 000 millones de dólares en este 2015 y a 200 000  en el 2020. Una gran parte de este intercambio ya se realiza en las monedas oficiales de ambos países, es decir, el yuan y el rublo.

El Gigante asiático ha aumentado en los últimos tiempos su accionar en el extremo Oriente y Siberia Oriental con inversiones que alcanzan los 20 000 millones de dólares anuales, mientras sus principales estadistas se comprometieron a establecer un nuevo tipo de relaciones entre grandes países y aprovechar su potencial en las áreas de la agricultura, infraestructura, protección del medioambiente, tecnología y exploración espacial.

Beijing y Moscú cooperan estrechamente dentro del grupo de Shanghai y el BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) que les permiten contar con mercados donde pueden colocar sus productos e influir en las decisiones comerciales en las diferentes zonas.

Los dos países prestaron mucha atención a la cooperación bajo el marco de organizaciones regionales como la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) o el Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC).

También descuella la colaboración en el incipiente proyecto chino de la Ruta de la Seda -que requeriría una amplia explicación-, así como temas relacionados con la lucha contra el terrorismo, el separatismo, el extremismo, el tráfico de armas, el comercio de drogas ilegales y el crimen organizado transfronterizo, así como la protección y la seguridad de la información internacional.

Cuestiones muy sensibles las que hemos abordado, pero que en todo momento se observa la gran diferencia que existe entre ese mundo del dictado de una potencia que, aunque decadente, sigue siendo un peligro para la humanidad; y otro en el que hay dos que son ejemplos de colaboración y en las que todos deberían mirarse en su espejo de la confianza mutua.

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