Eliel Lazo: «Todo en mí es Cuba»

Eliel Lazo: «Todo en mí es Cuba»
Fecha de publicación: 
5 Mayo 2015
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Tres años atrás, el Festival Internacional Cubadisco 2012 anunció entre sus nominados al fonograma El Conguero, una placa creada por Eliel Lazo, residente desde hace más de 10 años en Dinamarca, donde sigue haciendo música cubana.

La producción, considerada un suceso «porque destila la herencia de la música afrocubana, tradición asumida con inmensa originalidad y virtuosismo», trascendió, además, por la talla de los cómplices del proyecto. Entre ellos, Chucho Valdés, Alexander Abreu y Julito Padrón.

Ahora, cuando se acerca una nueva edición del Cubadisco, en la que su fonograma The Cuban Funk Machine está nominado, intercambiamos con Eliel Lazo para conocer los misterios que lo hacen defender los sonidos de la Isla desde otra latitud y sus expectativas para la nueva cita.

 

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¿Cómo llegas a la música y qué te inspiró de la percusión? 

«Yo soy, en principio, de formación empírica, pero tuve la posibilidad de entrar en un curso nocturno de la Escuela de Arte Alejandro García Caturla. Aunque no era para mayores ni trabajadores, había algunas personas mayores también.

«Estudié percusión con el maestro Oscar Valdés, que era cantante y percusionista del emblemático grupo Irakere, con el que también toqué en Diákara durante dos años.

«Mi padre me alentó mucho siempre y me gustó la percusión, porque Cuba es un país de tamboreros, con un folclor muy fuerte procedente de los africanos, y eso llamó mi atención.

«Mi primera inspiración vino cuando vi el video Pasaporte, de los maestros Tata Güines y Angá. Me sentí entonces tan impresionado, que a partir de ahí definí lo que quería hacer por el resto de mi vida».

¿Quiénes te marcaron significativamente?

«Comencé con Daniel Suazo, el primer profesor que me corrigió las manos y me enseñó las marchas. También estuve con otros como Alexey Martí, hasta que mi progenitor me llevó a ver a Oscar Valdés, con quien estudié por bastante tiempo».

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¿Conguero, drumnista o timbalero?

«En principio soy conguero, pero he estudiado toda la percusión cubana y es un camino muy largo, el cual no he terminado. Sigo preparándome porque conduce a un mundo muy amplio.

«Las tumbadoras son mis instrumentos principales, pero estudio otros. Utilizo mucho el drums en mis master class para demostrar cómo se ejecutan los ritmos de la Isla».

Algunos dicen que tienes como ídolo al tumbador boricua Giovanni Hidalgo: ¿cómo explicas ese fenómeno en tu vida? 

«Conocí inicialmente a los tumbadores de aquí, y un tiempo después a Giovanni Hidalgo. El impacto con respecto a su manera de tocar resultó muy fuerte, y por un tiempo fui seguidor de su estilo.

«Luego descubrí al Niño Alfonso, uno de los percusionistas insignias de Irakere, y me percaté de que también tenía algo diferente. Más tarde me di cuenta de que Giovanni llevaba la técnica a un lugar casi perfecto, era porque se había deslindado de los estudios cubanos, y tuvo como referencia la obra de Changuito.

«Ahí me di cuenta de que tenía que buscar mi propio estilo en las raíces de la música autóctona, y empecé a escuchar todo tipo de géneros y sonidos de la Isla».

¿Cómo llegas a posicionar tu música en Dinamarca y Europa? 

«En 2004 tuve la dicha de ser invitado, junto al maestro César López y con Alexis Bosch, a tocar con la Orquesta de la Radio y la Televisión de Dinamarca. A raíz de ese encuentro, se produjeron múltiples oportunidades para trabajar y colaborar con colegas de allá.

«También pude participar en un campamento de verano organizado por la Federación de Jazz de esa nación, donde estuve con personalidades como John Patitucci, Jeff Ballard y Bobby Hutcherson, grandes íconos de este género.

«Al año siguiente me volvieron a invitar, y me pidieron que invitara a un bajista cubano, y llamé a Carlos del Puerto. En esa ocasión, pudimos tocar con Bob Mitzen, y participamos en la experiencia de una orquesta con muchos proyectos, que incluyen invitaciones a músicos extranjeros para propiciar el intercambio.

«De ahí salieron muchas ideas, y en enero del 2014 hice mi debut como cantante en inglés con esta misma orquesta, presentando un disco basado en las raíces del jazz, el blues, y haciéndolo desde la percusión».

¿Residir en otro país no limita tu creación?

«Todo en mí es Cuba, y aunque tengo la posibilidad de interactuar con otras culturas y desarrollarme como músico, no dejo de estudiar aquello que me define. 

 

«Mezclarme con otros sonidos me abre a la diversidad y me ayuda a entender cómo funciona el público de otros lugares. Yo soy cubano ciento por ciento, y aunque esté en el cosmos, siempre saldrá de mí música con mis raíces, entre ellas la afro».

¿Qué es The Cuban Funk Machine? 

«Es mi última producción, una mezcla de funk con música cubana, a la manera que lo hizo Juan Formell. Una especie de homenaje a lo que él hizo en su vida, y yo quise probar algo como eso.

«Acabo de presentar esta placa en el Festival Internacional Cubadisco 2015. Estaré por aquí, haciendo conciertos y presentaciones. Me gustaría mucho tener mayor contacto con el público de mi tierra».

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