El conflicto en Yemen o cómo los niños siguen siendo las víctimas inocentes de las guerras
especiales
En algo más de un mes de enfrentamientos ya han muerto al menos 115 pequeños, mientras que otros 172 han sufrido amputaciones.
Es una realidad que en los últimos años ha cobrado fuerza en países como Afganistán, Siria o Irak, lugares que han sufrido conflictos muy importantes y cuya población ha sufrido mucho, pero ahora también ha llegado a Yemen. Los intensos enfrentamientos entre las fuerzas aliadas y los hutíes, un grupo insurgente chiita que está poniendo en jaque a las autoridades, está provocando que los niños vuelvan a vivir en sus carnes el infierno de las guerras.
UNICEF avisa que la situación empieza a ser insostenible, pero el conflicto acaba de empezar hace apenas 5 semanas y no parece que vaya a tener un desenlace cercano. La vida de los pequeños vuelve a estar en peligro.
Pese a que las predicciones son conservadoras, se estima que el número de niños que ya han muerto en Yemen asciende a 115, con otros 172 que han sufrido amputaciones desde que empezaron los bombardeos aliados.
Y es que una coalición de países árabes, liderada por Arabia Saudí está bombardeando las posiciones hutíes con el objetivo de menguar sus fuerzas, pero como suele ser habitual por el camino son alcanzadas muchas víctimas civiles inocentes que estaban en el lugar equivocado.
No se sabe con certeza cuántos combatientes tiene esta milicia, pero los expertos apuntan a que podría superar los 100.000 entre soldados y simpatizantes. En los últimos meses han sido capaces de conquistar grandes extensiones de terreno en el norte y sur del país e incluso llegar a amenazar la capital Saná. El propio presidente, Abed Rabbo Mansur Hadi huyó de Yemen en las primeras semanas de enfrentamiento con dirección a Arabia Saudí.
Desde entonces el tablero de ajedrez se ha complejizado. En un lado están los hutíes, que reciben el apoyo del expresidente de Yemen, Ali Abdalá Saleh, que fue derrocado en 2011 tras la llegada de la Primavera Árabe al país. Enfrente, la coalición árabe. Y como nuevo invitado a la fiesta, Estado Islámico que ha anunciado su llegada con el objetivo de destruir a los hutíes y promete un baño de sangre. Los motivos de fricción entre ambos son religiosos, ya que los partidarios del EI son suníes, mientras que los hutíes son chiíes.
Evidentemente siendo este el panorama es bastante complicado ser optimista en cuanto al futuro de los más pequeños. De los 115 fallecidos, 64 murieron por bombardeos aéreos, 26 por restos de artefactos explosivos y minas y 19 por tiroteos, según los datos de UNICEF. Del resto no se conoce la causa.
Pero hay más datos preocupantes. 140 niños han sido reclutados por grupos armados, se han atacado 23 hospitales y hasta 30 escuelas han sido dañadas. Un panorama desolador que hace temer que la situación llegue incluso a empeorar. Y es que todo el mundo es consciente de que cuanto más dure el conflicto, más dificultades habrá para poder construir un futuro en el que estos pequeños estén en escuelas y colegios en vez de en ataúdes. El tiempo apremia.
Añadir nuevo comentario