Un artista del hambre

 Suele suceder que las artes lleguen a mezclarse. Será, porque no es sencillo delimitarlas y ponerles fronteras, o  porque ellas mismas incitan a los creadores a fusionarlas, y lograr así una propuesta más inquietante, con niveles más profundos de lecturas y un mayor relieve de emociones.

Esta vez el nexo entre literatura y artes plásticas lo propone Douglas Argüelles con su muestra Un artista del hambre. Exposición exhibida en la Galería Habana hasta el 15 de mayo, y que constituye un acercamiento al quehacer plástico contemporáneo.

Con esta exposición se recuerda aquella decadente agonía de un intérprete, quien olvidado por su público, muere de ayuna. Con esta exposición se recuerda a Kafka y su relato Un artista de hambre. Pero Argüelles no solo retoma la esencia del texto kafkiano, a ello le agrega la vocación por rescatar al hombre de lo trivial, de lo superfluo.

A decir del propio creador sobre su obra en general: “La idea de realidad aparece en mis trabajos como una especie de disección.  Se describe por medio de componentes como el tiempo, el espacio, lo imaginario,  lo cotidiano, lo existencial.  Lo relacionado con la obra de arte supone el tránsito entre el espacio creativo y lo creado… pues, si cabe hablar de la belleza o de la ilusión es precisamente allí, donde el lenguaje se agota como herramienta”.

En esta ocasión, desde el abstraccionismo se invita a una muestra cuya visualidad más allá de la quietud sosegada de los tonos pastel, nos entrega sobriedad y ligereza a través de  matices y texturas inusuales.