Béisbol cubano: La final de la caballerosidad

Béisbol cubano: La final de la caballerosidad
Fecha de publicación: 
12 Abril 2015
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Con un total respeto al contrario, cada novena dio lo mejor de sí y luchó inning por inning, out por out, sin dar ni recibir tregua, y nos regaló una hermosa final, donde hubo de todo menos los excesos y estridencias a los que por desgracia nos hemos acostumbrado en los últimos años, tanto en los juegos como en las conferencias de prensa, felizmente rescatadas (y respetadas) en los últimos siete juegos.

 

 

Sobre este último tema ya he abundado en otros años y no vale la pena volver a repetir lo mismo, pero sí reconocer a quienes con total ética asumen este momento del espectáculo, porque eso es, el colofón del espectáculo que acaban de ofrecer ambos equipos sobre la grama. Las preguntas han sido similares a las de años anteriores, pero nadie se molestó porque le pidieran explicaciones de por qué haber utilizado esta estrategia u otra, o por qué mantener la misma alineación a pesar de mostrar fisuras.

 

 

Las aficiones de ambos equipos también fueron ejemplares, pero lo he dicho otras veces, cuando dentro del terreno se aprecia gallardía y juego limpio, en las gradas se refleja lo mismo, cual espejo.

 

 

Hubo equivocaciones arbitrales, más de las que merecía una final como esta, pero nadie se exaltó en demasía y todas las reclamaciones se hicieron sin perder las formas, aunque decidieran partidos.

 

 

Las reclamaciones en video llegaron para quedarse, y ese es un gran acierto de la Comisión Nacional, pero la televisión debe ponerse a la altura, y colocar las cámaras donde se necesita, además de mostrar en cámara lenta todos los ángulos posibles. En ese momento no me interesa ver el rostro del árbitro cuestionado, sino una y mil veces la jugada, para quedar convencido de que se ha hecho justicia.

 

 

Sobre el terreno los Tigres impusieron la profundidad de su nómina y su experiencia en finales (tres en las últimas seis campañas) y ganaron el título en toda ley, y ante su público. No se puede partir a la mitad el trofeo, pero la Isla también lo merecía, y seguro sus parciales le darán todo el reconocimiento posible a un equipo que sobre el papel no daba ni para pasar a la segunda ronda.

 

 

No soy creyente, pero si lo fuera pidiera a todos los Dioses que las finales por venir fueran tan respetables como esta, que la caballerosidad sobre el terreno se vuelva norma y no excepción.

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