Nada pasajero: Occidente intensifica confrontación con Rusia

Nada pasajero: Occidente intensifica confrontación con Rusia
Fecha de publicación: 
28 Febrero 2015
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Dos semanas después de comprobarse y aceptarse la falsedad de  las imágenes que mostraban la entrada de tanques rusos a Ucrania, los medios masivos de difusión capitalista siguen divulgando las diversas mentiras al respecto, como parte importante de la ofensiva económica y política imperialista contra la ex nación socialista.

Es decir, la confrontación será prolongada y nada tiene que ver con acuerdos de alto el fuego entre el gobierno de Kiev y los rebeldes del este ucraniano, que, pese a tener vínculos muy fuertes con Rusia, han demostrado independencia en sus decisiones.

La cuestión ucraniana contra Rusia ya forma parte de la política oficial estadounidense, inducida y santificada por el Congreso, al soslayar y maniobrar en relación con intentos europeos para presuntamente lograr el alto al fuego y llevar la paz a la región.

Así, dan carta blanca al presidente ucraniano, Petro Poroshenko, para que, cuando lo estime conveniente, reanudar su asalto militar contra las repúblicas independentistas, de ahí que maniobren para demorar lo más que puedan el retiro del armamento pesado, desarmar a los separatistas y recibir más modernas armas letales norteamericanas, además de los servicios y la formación necesarios para “defender eficazmente su territorio y soberanía”.

Bastante dinero se ha gastado Estados Unidos a fin de ejercitar y preparar revanchistas, neonazis y políticos corruptos moldeados a sus designios para abandonar una plaza que se torna muy molesta al enemigo ruso.

Documentos oficiales norteamericanos se difunden a troche y moche para hacer hincapié en la “intervención militar” de Rusia, considerada por analistas como la semilla envenenada del asunto, que engaña a la opinión pública mundial, principalmente la que más le interesa al establishment, la estadounidense.

Cierto que Rusia dispone de los medios, recursos y capacidad para resistir, defender y promover su seguridad nacional, así como su economía, pero las sanciones norteamericanas y europeas si le han hecho mucho daño, al acompañarse con la caída de los precios del petróleo y la devaluación del rublo.

Estudios del entorno ruso señalan, y tienen razón, que Rusia debe diversificar su economía; industrializar sus propias materias primas e inyectar grandes inversiones para sustituir las importaciones occidentales con productos manufacturados locales. Si bien el intercambio comercial firmado recientemente con China es un paso positivo, no deben repetirse los mismos errores cometidos con Occidente, es decir convertirse en un simple proveedor de energía (gas y petróleo), porque sería repetir el mismo patrón comercial que ha hecho con Estados Unidos y la Unión Europea.

Además, y no menos importante, debe volver a nacionalizar su sistema bancario, el comercio exterior y las industrias estratégicas del país, eliminando todas las lealtades politico-económicas dudosas de cierta clase social, poniendo fin al comportamiento rentista de la clase actual con graves signos de disfunción “capitalista”.

Siempre hemos oído hablar de los rusos dueños de clubes de fútbol en diversos países, como Gran Bretaña, pero estos no son tan dañinos para su país como los oligarcas que ganan su dinero en Rusia, pero lo invierten o lo gastan en Occidente, por lo que se empiezan a tomar medidas para crear en lo adelante empresas entre trabajadores-técnicos e inversores, lo cual profundiza el carácter nacional, público y productivo de la economía.

Una vez poníamos de ejemplo como esos empresarios que surgieron de la noche a la mañana, aprovechando la debacle de la Unión Soviética, estaban dando ejemplo de patriotismo con sus declaraciones de lealtad hacia la administración del presidente Putin. Pero nos olvidamos que, por lo general, dejaron de invertir en Rusia, transfirieron su riqueza y con ello han puesto en tela de juicio la autoridad legítima del Estado ruso en el extranjero, bajo la presión de las sanciones económicas occidentales.

Por lo cual, y Putin ha indicado que lo reconoce, la nación necesita una nueva revolución económica y política, en la que el gobierno reconoce a Occidente como una grave amenaza imperial y pueda apoyarse sobre una clase obrera rusa organizada y capacitada, no en una banda de dudosos oligarcas.

La administración de Putin demostró tener la capacidad para sacar a Rusia del abismo donde estaba sumergida en los años 1990 y ha sabido también inculcar la dignidad y la autoestima entre los rusos. También, y regresando a la cuestión original de este trabajo, se ha enfrentado inteligentemente a la agresión de Occidente en Ucrania. A la luz de estos hechos, el presidente Putin tiene todo el interés de avanzar y comenzar a desmantelar el Estado cleptómano que todavía subsiste de la era Yeltsin en la economía rusa, por lo cual ya ha comenzado a dar pasos con el fin de reindustrializar, diversificar y desarrollar una economía diversificada.

Hemos escrito, y es así, que más del 80% de la población rusa lo apoya, por lo cual puede crear nuevas formas populares para sustentar la transición a un Estado seguro, antiimperialista y soberano.

También cuenta con extraordinarios científicos y profesionales; tiene aliados en China y entre los países del movimiento del BRICS; y, sobre todo, Putin tiene la voluntad y cuenta con el poder para hacer ética y moralmente lo correcto. Así, sin dudas, podrá vencer en la confrontación impuesta por Occidente.

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