Helen Maroulis: Glamour, contundencia y encantamiento

Victoria Anthony (48 kg), Helen Maroulis (55), Kelsey Campbell (58), Elena Pirozhkova (69) y Adeline Gray (75). Gladiadoras estadounidenses que infunden respeto, sobre ellas y algunas otras reposan tres terceros escaños por colectivos en línea en certámenes universales: 40 puntos en Strathcona County, Canadá en el 2012, 37 en Budapest, Hungría 2013 y 41 en Tashkent, Uzbekistán 2014.

Al decir de su mentor Terry Steiner las expectativas de cara a un año intenso (Juegos Panamericanos, y Mundial con boletos a Río de Janeiro 2016 reservados para las seis primeras de cada división en pugna) son elevadas. Estamos trabajando fuerte, para romper el maleficio del tercer escaño. En ese sentido Cuba y este torneo devienen interesantes, por el talento, la sed y el esfuerzo de sus luchadoras.  

De ahí que el simple hecho de patentar su presencia en la 46 edición de los Internacionales Granma-Cerro Pelado haya sido en extremo provechoso para nuestras exponentes. De hecho, todas las luchadoras mencionadas se ciñeron coronas en la lid, para Anthony, Pirozhkova y Maroulis significó reeditar su performance precedente.

Con Maroulis, pese a exponer mi inglés, podría estar hablando durante horas, siempre sonriente, glamorosa, contundente en la arena y con un brillo deslumbrante en sus ojos la chica natural de Maryland tiene en Cuba uno de sus paradigmas.

Doble medallista del orbe (plata en 2012 y bronce en 2014), llegó al coliseo de la Ciudad Deportiva a calibrar su condición física, como parte del proceso recuperatorio tras una cirugía que se le aplicara en el tobillo derecho ocho semanas atrás:

¿Cómo una chica tan femenina se decidió por un deporte de combate como la lucha?

«Practiqué fútbol durante dos años y gimnasia en algún momento de mi adolescencia. En la lucha me inicié a los siete años, mi hermano menor no tenía pareja para entrenar en Maryland y lo intenté. Me vieron potencial y acá estoy».

¿Se te antoja Cuba un escenario agradable?

«Realmente amo este país, la hospitalidad de las personas, algo que en Estados Unidos no es posible, por lo imbuido que está cada quien en su vida. Adoro además la cultura, la comida, el baile, por eso decidí traer a mis padres en esta segunda ocasión. Hay una anécdota curiosa. El año pasado todo el equipo acordó tomar clases de salsa para aprender y regresamos, pero sin muchos progresos, ni lecciones. Es mucho más sencillo luchar».

¿Qué opinión te merecen las luchadoras cubanas?

«Las gladiadoras cubanas le ponen mucha pasión a cada combate. Son muy explosivas y atacadoras, quizás este último elemento atente tácticamente en mayores desenlaces favorables.

«Pese a no tener las mismas oportunidades de confrontación y regirse por un método de entrenamiento concentrado en lugar del sistema de clubes imperante en casi todo el resto del planeta, en las sesiones mixtas he apreciado su fortaleza y seriedad, elementos que admiro mucho.

«Vine a calibrar mi condición física, suelo entrenar en Los Ángeles y estoy muy centrada en mis objetivos. Coronarme en los Juegos Panamericanos de Toronto y clasificarme a Río de Janeiro 2016 en el Mundial de Las Vegas. Tengo 23 años y sería un sueño cumplido. Una vez allí, hay que salir a buscar el éxito en cada desafío».

¿Técnica más efectiva?

«No suelo pensar mucho, la que funcione en dependencia de la situación de combate. Eso sí, soy muy disciplinada tácticamente».

Maroulis no dejó de sorprenderme. Únicamente no fue su belleza hipnótica, su velocidad felina, fe de su tobillo casi completamente a la orden. También su cordialidad y empatía, pues cursó estudios de Comunicación Social en Canadá… En fin, Glamour, contundencia y encantamiento.