Liga Superior de Baloncesto: Detrás del récord de Capitalinos… las pautas

Liga Superior de Baloncesto: Detrás del récord de Capitalinos… las pautas
Fecha de publicación: 
17 Febrero 2015
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No es aquella generación de Roberto Carlos, el helicóptero Vázquez, el flecha Amaro, Sigfredo Casero, el Oso Williams, el Jet Matienzo o Ruperto el Junior Herrera. De hecho, no exhibe la Liga Superior de Baloncesto aquella rivalidad ni calidad extrema de la década de los 90 del pasado siglo.

 

Pero el destino, y quizás también la desproporción cualitativa entre esta generación citadina y el resto de los ocho elencos inmersos en el clásico de los encestes quisieron que ahora y no entonces, se quebrara el récord de 19 victorias en línea, en poder de Ciego de Ávila.

 

Al momento de usted leer estas líneas, los comandados por Raynel Panfet disputaban su batalla 21 contra Las Tunas, un quinteto que en el papel se antoja un «benjamín» para el tren azul. Sin embargo, los tuneros ya plantaron cara en su sede de la polivalente Leonardo Mc Kenzie, cuando en la subserie de ida cayeron por cerrado 62-60 ante los giraldillos. Precisamente el alero habanero de 33 años Tomás García (294 puntos, 94 rebotes, 34 asistencias y 59 recuperaciones) y el centro Robertlandy Castillo (194-103-5-43), en calidad de bujías ofensivas.

 

No importa el desenlace de esos desafíos, al menos no en lo que a objetivos cumplidos parcialmente respecta. Capitalinos mira por encima del hombro al resto de los involucrados en la Liga, arrolla con 20 sonrisas en línea y ya tiene presencia asegurada en los play off. Eso sí, la esencia de su accionar no se completará hasta levantar el trofeo de campeones.

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Argumentos sobre el tapete

 

Cabría preguntarse, más allá de las diferencias de calidad existentes y las falencias que exhibe el clásico del baloncesto doméstico, con qué cuentan los comandados por Raynel Panfet para sostener su performance y traspasar el umbral de contendientes:

 

Para comenzar, entre sus cinco titulares tres hombres militan en la armada élite antillana: el alero Lisván Valdés y los centros Orestes Torres y Jasiel Rivero.

 

Fieles a sus características de antaño, la defensa y excelente condición física de sus huestes devienen sólidos argumentos del accionar. Ahora aderezado con la presencia del refuerzo matancero Allen Jemmott, un jugador curtido, en calidad de líder de la nave, pieza que al decir del entrenador Panfet, ha encajado de maravillas en la química del conjunto.

 

Beneplácito para muchos parciales citadinos, que durante años han sufrido con los reveses finalistas de su nave, precisamente por adolecer de carácter y liderazgo en momentos de tensión extrema.

 

Completa la amalgama de virtudes la profundidad de su plantilla, capaz de sustituir a los cinco titulares sin un notable bajón en el rendimiento por parte de los recambios.

 

Así, colectivamente y sin computar los rubros estadísticos del primer acto ante los tuneros, Capitalinos exhibe liderazgos en la relación entre puntos anotados y permitidos (+ 359), menos pérdidas de balón (266 y únicos con índice inferior a 300) y porcentaje de tiros de a dos (de 818-422 para notable 52%).

 

Además, entre otros departamentos en los que marchan segundos, descuella la efectividad más allá del perímetro: 126 aciertos en 426 intentos patentan su aceptable 30%.

 

Hay algo más en este elenco, la diversidad de variantes ofensivas y en defensa de las que pueden echar mano, a tenor con el rival en cuestión y los cauces por los que transite el desafío.

 

Individualmente exhiben un ataque repartido con sus hombres espada dueños de números interesantes: Zequeira (155 puntos, 41 rebotes, 64 asistencias y 42 recuperaciones de balón); Jemmott (181-44-18 y 26); Valdés (200-48-15 y 34); Rivero (150-46-10 y 18 con ocho partidos menos); y Torres (197-96-27 y 15). A ellos se suman Muñiz (103) y Karen Guzmán (144) con más de un centenar de unidades.

 

Vuelvo a donde todo comenzó. La Liga Superior de Baloncesto no transita, como casi ninguna otra disciplina colectiva, por un momento de esplendor supremo. No vivimos los 90, amén de habernos plantado de tú por tú con Puerto Rico y soñar en la discusión del bronce centrocaribeño de Veracruz, choque definido en tiempo extra 107-97 para los boricuas.

 

De cualquier manera, esta versión del tren azul reposa sobre colchones plusmarquistas, tiene ambición y por sobre todo, carácter a la hora de resolver los partidos. Esperemos a ver si pueden aferrarse al séptimo vellocino.

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