Piropos: “Quisiera ser computadora para verificar tu sistema”

Piropos: “Quisiera ser computadora para verificar tu sistema”
Fecha de publicación: 
20 Enero 2012
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Ingenioso, pícaro, halagador, como saborear un chocolate, el buen piropo siempre es disfrutado. Es el ingrediente picante de nuestra cubanía que se cuela por todos los atajos y asecha a la vuelta de la esquina. 

 

A pesar de formar parte indiscutible de nuestra identidad, no nos es exclusivo. Se dice que el término llegó a la lengua española en el siglo XV proveniente del latín pyrōpus que a su vez deriva del griego πυρωπός (piedra fina de color rojo brillante). Más tarde fue utilizado por la literatura renacentista ibérica para describir el encanto femenino, haciendo referencia quizá al fuego de la mirada o al sonrojar producido por una lisonja.

 

Luego los mozos se atrevieron a dedicar coplas a sus doncellas bajo la luz de la luna al pie de los balcones, hasta que, poco a poco, se convirtieron en frases coloquiales de admiración hacia la belleza pasajera. La época de conquista se encargó de extender esta tradición por todo el mundo hispano, pues no cabe duda que las flamantes criollitas arrancaban no pocos elogios a los inmigrantes andaluces.

 

“¡Olé! ¡Hija de mi alma, pobrecito el ciego!”

 

Pero el piropo no es solo una mera expresión del deleite con una persona o alguno de sus atributos, de acuerdo con el Msc. Reinaldo Rojas, vicedecano de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, también es reflejo de los cánones y patrones establecidos por una sociedad aun patriarcal, donde la calle es territorio masculino por excelencia.

Como toda regla, el dominio varonil también tiene sus excepciones, pues hay mujeres que dejan atrás la postura pasiva en la que se soporta sin chistar las granadas del “sexo fuerte”. Ya sea responder con zalamería si el cumplido es agradecido o darse su lugar si se sienten ofendidas, a expensas de recibir una hiriente estocada; las féminas toman cada vez mayor partido en el juego de piropear. Incluso algunas se apoderan de la batuta y lanzan más que suspiros a sus ejemplares predilectos.

 

Una muestra paradigmática del sagaz atrevimiento femenino la encontramos en la hilarante Aurora Basnuevo, quien disfruta lisonjear apuestos jóvenes y confiesa refugiarse en sus años para dedicar frases como:

 

“Mijito pero qué bonito tú estás!, estás como me lo recetó el psiquiatra, no te falta nada.”

 

Pese a estos avances, el piropo moderno ha perdido su gracia y dice adiós al romanticismo e inocencia de antaño para sustituirlos por la dureza de estos tiempos. Hoy día usar fórmulas elegantes o poéticas resulta inapropiado, por ejemplo es raro escuchar que comparen una dama con una paloma, una diosa o una flor; en cambio las analogías con toscos trenes o camiones son mucho más frecuentes.

 

“¿Quién fuera rayo de luna para entrar en tu ventana?” vs “Quisiera ser computadora para verificar tu sistema.”

 

Hay quienes encuentran la causa del deterioro en la prisa de la vida moderna, donde la tecnología condiciona no solo los modos de vida, sino también las relaciones interpersonales.

 

¿Pero el carácter más atrevido y directo de los piropos actuales es realmente el problema? Lógicamente la cultura ha cambiado y con ella sus manifestaciones, no puede irse contracorriente en este sentido, es la creciente vulgaridad que invade las calles cubanas lo que ha corrompido esta práctica.

 

Cierto es que las nuevas tendencias musicales, el cine, la televisión…, ayudan a difundir la agresividad verbal y la descortesía entre hombres y mujeres, mas el verdadero talón de Aquiles es la pérdida de valores al interior del hogar, la escuela y el barrio. Solo el respeto propio y hacia los demás fomentado desde pequeños, así como la enseñanza de adecuadas maneras de apreciar la belleza sin ofender la dignidad de las personas, puede evitar la extinción de tan preciada hábito.

 

No hay por qué destruir el placer que un buen piropo puede causar, ya sea una sonrisa fugaz como un cometa o el destello de un inesperado amor.

 

Recomendamos leer:

Lenguaje amoroso del piropo cubano

 

Piropos habaneros

Comentarios

Me ha encantado el artículo, fresco, atildado, escrito con corrección, sin exageraciones para ganar fácilmente la aceptación del lector y objetivo, pero sin dejar de resultar interesante y agradable.

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