Vestido de novia: El segundo Coral de la noche

Vestido de novia: El segundo Coral de la noche
Fecha de publicación: 
21 Enero 2015
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Era el estreno del tercer largometraje cubano dirigido por una mujer, Vestido de Novia. Una película que  tocaba  una temática, aunque necesaria,  rodeada de tabúes, y por tanto, arriesgada.

Durante el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano es usual que se repleten las salas cuando el estreno es del patio, pero había algo diferente con esta película: una línea de personas frente al cine Riviera salía de la calle 23 para bordear G, pero más allá de la extensa cola, lo curioso, lo atrayente, lo insólito  era la manera en que se organizaba: frente a quienes deseaban entrar, un par de mujeres se aseguraban de que todo tuviera un orden y que fuese respetada la organización. No usaban uniformes, ni nada que las acreditara como parte del festival, pero eran muy eficientes en lo que hacían. Incluso cuando ya se anunciaba que la sala estaba llena, entraron, contabilizaron las capacidades y le explicaron al portero que aun podían pasar 10 personas más. “Nadie debe perderse esta película”, le escuché a una.

Estas mujeres habían visto el filme el mismo día de su estreno, y lo amaron.  Luego en cada proyección estaban ellas, ya no solo como espectadoras, ahora eran parte de la película y, de la manera que podían, agradecían la historia contada.

 

Vestir de novia al cuerpo equivocado

 

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Marilyn Solaya conoció a Mavi Susel, primera persona en Cuba intervenida quirúrgica para reasignarle el sexo, en 2001. En su historia encontró el origen y el centro de lo que sería después su ópera prima Vestido de novia.

Durante más de una década Marilyn tuvo que andar con su proyecto a cuestas, perfeccionando el guion y esperando una oportunidad. Llegó el 2006 y el texto  tuvo su primer reconocimiento en Cinergia; luego en Dreamago (Suiza) fue elegido junto a otras nueve propuestas, lo que posibilitó la inserción de la autora en un curso con guionistas de diferentes países. La siguiente parada para el proyecto acaeció en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, donde obtuvo un boleto al primer Taller de Guiones Latinoamericanos. Es entonces cuando llamó la atención del ICAIC, pero desastres naturales y escaseces financiaras imposibilitaron, al  menos en ese momento, la realización de la película. Por lo que Solaya apostó por filmar primero el documental En el cuerpo equivocado (2010), con el cual obtuvo el premio DOCTV Latinoamérica. Cuatro años después, en el contexto del 36to. Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, finalmente se estrenaría Vestido de Novia.

“El camino para filmar la película fue angustioso, y mi condición de mujer no lo hizo fácil. Desde que se funda el ICAIC en 1959 solo tres mujeres han llegado a hacer un largo de ficción, y no por falta de planes. Incluso hubo directoras que murieron con proyectos en las manos sin poder realizarlos. En cambio, para los hombres ha sido más fácil. Sería injusto si dijera que allí existe alguien que literalmente veta a las mujeres, pero es visible el machismo"  —explica Solaya.

“Las mujeres entramos a la industria en desigualdad de condiciones al vivir en una sociedad patriarcal.  Tengo dos hijos y soy madre soltera.  Entonces soy la directora, la creadora y la ama de casa. Tengo varias jornadas de trabajo”.

Luis Alberto García, uno de los protagonistas del filme, comenta: “Desde hace aproximadamente siete años conocía el interés de Marilyn de realizar esta película. Ella nos había mostrado el proyecto a  Jorge Perugorría, Laura de la Uz y a mí. Desde entonces fuimos testigos de la agonía que vivió esta muchacha buscando recursos para hacer el filme, tocando puertas. Fueron varios años con el proyecto a cuestas, pero nunca perdió la fe”.

Solaya considera su constancia como un puntal para el filme. "Desde niña me enseñaron que vivía en un país para todos y todas, con las mismas oportunidades, que todo era una cuestión de constancia y esfuerzo. Quería tener una película con una buena producción, con todo el presupuesto posible, acceder a los fondos de ayuda. Me enfoqué en crear un proyecto sólido que no pudiera ser descartado, aunque bajara peldaños en la lista y se pospusiera su rodaje varias veces, pero que no pudiera ser descartado.

“Yo no quiero que se me regale nada como mujer, solo que se me den las mismas oportunidades que a mis colegas masculinos”.

Desentrañar un personaje

En la pantalla del cine Riviera tenía frente a mí a Laura de la Uz, Isabel Santos y Luis Alberto García, actores imprescindibles de la filmografía cubana y con un don para comunicar. Rosa Elena, Sisi y Ernesto no se parecían a ningún personaje que hubiesen encarnado antes, y tal vez fue eso lo que percibió toda la sala, ahí estaban ellos, en un terreno inexplorado, dentro de pieles ajenas, llenos de plenitudes o angustias, y aún así, laudables.

Con el personaje de Ernesto, el  principal propósito de Luis Alberto García era mostrarlo como un hombre honesto y transparente. “Pretendí, y espero haberlo logrado, mostrar a un tipo limpio en sus ideales y convicciones, que no está exento a los prejuicios porque nació en una sociedad machista como la de Cuba, pero un hombre esencialmente limpio.

“Intenté construir un ser humano noble y sincero, que confía en los demás y sobre todo que actúa según lo que siente, a sabiendas de que la presión del entorno será insoportable, pero tiene la entereza de asumir el precio de su felicidad.  A lo mejor otras personas no lo ven así pero yo, Luis Alberto García, el actor y el ser humano, veo en Ernesto a un héroe”.

Fue Isabel Santos la última en entrar a ese guion que Marilyn Solaya había escrito sabiendo que rostros tendrían sus personajes.  Encarnaría a Sisi, un personaje más pequeño en cuanto a su tiempo en pantalla, pero emotivo y con una presencia arrolladora.

“Desde el inicio supe que tenía que encontrar mi patrón, hallar a la verdadera Sisi, y conversando con varios transexuales, me la topé. Quería meterme en su mundo y, como digo yo, robarle el alma. De una de las conversaciones sale la escena donde discuto con el padre del personaje que interpreta Laura. Marilyn la tenía planteada más corta, con frases breves, y yo le propuse enriquecerla con lo que le había escuchado a la verdadera Sisi.

“Algo notable en mi personaje es su imagen. Es muy diferente a Rosa Elena. No quería que la balanza estuviera igual. Cada vez que se cambia Sisi es una persona diferente. Es color, energía, sobre cargado maquillaje. Incluso me compré unos zapatos superiores a mi talla para que su presencia fuera más llamativa, intensa.
 

“No deseaba caer en el estereotipo pero tampoco quería ser densa con el conflicto. Buscaba proyectar una persona simpática, con ganas de reír y ayudar,  pese a dolores y heridas; pero con ganas de enfrentarse a la vida”.

Vestido de novia tuvo la sabiduría de  aproximarse a la diversidad sexual, violencia de género y discriminaciones desde una mirada humanista. Es la historia de amor que atraviesa el filme, la médula de lo contado y su principal acierto. Pero tocar la transexualidad, requiere primero que todo, entenderla.

“Los más difícil para mí fue hallar las motivaciones que tenía Ernesto respecto a Rosa Elena(Laura de la  Uz ). Los actores tenemos que trabajar con la fantasía, la imaginación. Suplimos  así vivencias que no hemos tenido. Me he enamorado de mujeres pero nunca de un transexual. Entonces quería entender miles de cosas, y la única manera de acercarme al personaje fue preguntar, investigar, preguntar, investigar…  solo así podía tener una idea de lo difícil que es ese mundo y la presión social soportada desde la infancia.

“Quería comprender: ¿cómo un hombre puede enamorarse de una mujer, tener relaciones sexuales con ella y no percatarse de que su pareja no nació biológicamente como hoy la ve? Me intrigaba qué tan exacto puede ser el resultado de esas operaciones, si era realmente una mujer”.

Según Luis Alberto también tuvo que  lidiar con los  mismos demonios que  Ernesto. “Aunque ella ya es físicamente una mujer y el pene no está, él lo sigue percibiendo, al menos mentalmente.  Al final entendí que el amor puede ser capaz de brincar esas fronteras. Y lo asumí como un tipo que está enamorado, a sabiendas de que vive en un país que no entenderá su decisión”. 

 

Para Laura de la Uz el trabajo del actor es la comprensión del género humano y entender cabalmente qué es la transexualidad era lo principal para interpretar a Rosa Elena . “Las personas lo conciben como algo extraño, perverso.  Quizás porque no contamos con que la naturaleza se equivoca,  y que pueden nacer niños  con diferentes sexos psicológico y biológico. Cuando logras  entender lo que es estar en un  cuerpo con el que no te sientes afín, más allá de tu inclinación sexual, comprendes que no es una cuestión de orientación, sino de género, que no te sientes hombre aunque tengas un “envase” de hombre. Entender todo eso, a fondo, equivale a  investigar y sensibilizarse con el tema”.

Laura, Isabel y Luis Alberto después de Vestido de Novia

Isabel: "Una película no puede arreglar cosas, pero sí abrir puertas o rendijas por donde entrarán soplos de aire. Recuerdo en el cine, mientras se proyectaba Vestido…, escuchar a la gente reír, al principio sobre todo, pero luego se hace un silencio. La historia los atrapa y comienzan a vivir las ilusiones y angustias de los personajes. Y eso es lo que sueña toda película”.

Luis Alberto: “Ernesto me hizo recordar mi infancia, la que transcurrió por los mismos cauces que la de la mayoría de los hombres de este país: ”los  machos no lloran. El que llora es pájaro, afeminado, maricón. Los hombres tienen que ser duros, recios, no pueden mostrar debilidad”.

“Luego, conocí el mundo del actor y también en  él había prejuicios. Es habitual decir que todo el que es artista tiene 99 papeletas para ser homosexual. Mi padre me enseño que a las personas se les mide por lo que hacen, piensan, dicen,  por las posiciones que afrontan;  y que las elecciones sexuales no son ni enfermedad, ni una desviación,  ni algo diabólico o condenable. Son simplemente elecciones.

“El ser humano reacciona de forma virulenta contra lo que no conoce o no se le asemeja Pero la homosexualidad no es una enfermedad. La enfermedad es la intolerancia. Hay que aprender a respetar al diferente.

“Este personaje es mi manera de decir BASTA. Es  mi granito de arena contra la intolerancia y el irrespeto hacia  quien es diferente. Basta de que una mayoría aplaste o ningunee a una minoría”.

Laura: “Lo más bonito de ser actor es que te acercas a otras realidades. Normalmente vamos por la vida tratando de buscar cosas que nos hagan felices y no queremos mirar lo que nos entristece. Tratamos de no chocar  con miserias, incomprensiones, problemas ajenos. Y esta carrera te hace tocar soledades humanas al ponernos en la piel de otros. Se nos abren puertas internas, se nos ensanchan el corazón.

“Lo más valioso que me ha pasado con esta película fue conocer a mujeres muy valientes que nos dieron sus testimonios. Entendí que ser una mujer transexual no es más que ser una mujer que nació en el cuerpo equivocado”.

En la última jornada del festival no fue una sorpresa la entrega del premio  de la popularidad a Vestido de Novia. Las multitudes frente a los cines así lo vaticinaban, lo insospechado fue que ese día, cuando su directora salía de la cinemateca, recibiría su segundo Coral de la noche. Dayana y María Elena, quienes estuvieron en cada proyección, organizaron las colas y llenaron las boletas de votación de mensajes de agradecimiento, habían traído su propio premio para Marilyn: un par de ramas artesanales unidas  sobre una base de madera donde se leía  escrito con pluma: “ A Vestido de novia, el coral del pueblo”.

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